LatinArab vuelve a la carga con su sexta edición. Artistas locales e invitados de la talla de Rafael Aragón se dan cita para animar la noche berlinesa con ritmos de Latinoamérica y Oriente Próximo. Esta edición la abren tres cortometrajes, dos de ellos de origen árabe presentados en el Festival Latinoárabe de Argentina.
Como desde la primera vez en el ya inexistente bar Alepo, Edna Martínez, de origen colombiana, y Romeo Natur, ligado al mundo árabe, bucean desde la diáspora en sus raíces culturales para traer al público berlinés una imagen genuina, diversa y contemporánea del foklor de sus pueblos, que encontraron su unión dentro de un contexto migratorio. LatinArab, su propuesta, completa la escena musical en la noche de una ciudad donde la electrónica manda.
Conexión sur-sur en la diáspora
Tras una charla con Edna uno enseguida se da cuenta de que LatinArab no es una fiesta más de música en la noche berlinesa; como ella lo llama en todo momento, es más bien un concepto. Fotógrafa de formación, su trabajo aborda, entre otros temas, la pregunta por la identidad, “la casa”, dentro un marco de migración. Su selección musical recopila toda la calidez de su Caribe natal, que no duda en fusionar con sonidos árabes tradicionales.
Y es su diáspora personal como colombiana en Berlín la que permite explorar otra cultura que siempre había sentido familiar: la árabe. Un Dj set donde mezcló sonidos tropicales junto con ritmos del norte de África y de Oriente Próximo, acompañado por la percusión de Romeo, de raíces palestinas, fue el punto de partida de esta ruta musical, que se ha conformado como un espacio cultural dentro de la noche berlinesa, en la que el público se reencuentra con las raíces a la vez que conecta con otras identidades.
“Quería saber por qué los discos cargan tanta memoria y cómo lo conectan a uno tanto con la casa. Escuchar música es una forma para mí de conectar con la calidez, con lo que crecí”.
Esta ruta cultural por Latinoamérica y Oriente Próximo no es solo una propuesta musical. “Con esta puesta en escena tratamos de no caer en el cliché, que ya hay demasiado”, nos cuenta Edna en una entrevista para Lado|B|erlin. A través de la música, el evento rompe con los estereotipos de todo tipo que existen sobre estas comunidades de un lado y otro del Atlántico. La diversidad en clave musical es fundamental. LatinArab pretende dar visibilidad a la variedad musical de dos regiones con una vasta diversidad cultural, algo que también se refleja en la heterogeneidad del público de la fiesta.
Presentes en esta sexta edición están algunos que repiten, como Rafael Aragón y Ernesto Chahoud; otros, como la tunecina Badiaa Bouhrizi (aka Naysatu), presentan por primera vez su propuesta a través de un género que todavía no había pisado los escenarios del LatinArab: la música de cantautor.
Fue muy emocionante la primera vez que vi a la gente cantando, y bailando lo mismo cumbia que dabke.
A la palestra se suben también otros elementos como los vestidos tradicionales, la comida o los parajes naturales. En sus actuaciones durante cada sesión, Edna y Romeo se enfundan vestidos tradicionales como las abayas decoradas exquisitamente con tatriz (bordado típico de Palestina) y las guayaberas típicas del caribe. La estética de las actuaciones, a libertad de los artistas, y los visuales añaden texturas y paisajes que acercan al público la auténtica diversidad de estas dos grandes regiones y su abanico de culturas. Para rematar este viaje para todos los sentidos, LatinArab dedica también un espacio a la comida tradicional con sabores familiares para unos y exóticos para otros.
El inicio de esta sexta edición el próximo viernes 7 de febrero la abrirán tres cortometrajes, dos procedentes de El Líbano que participaron en el Festival Latinoárabe de Argentina, y un corto animado de Francia.
A la pregunta sobre cómo ve el evento en el futuro, Edna desea que la comunidad que ha creado LatinArab se mantenga y continúe creciendo con mayor regularidad. Edna no descarta que se vayan agregando otros nuevos elementos como la danza o el cine, que sirvan de apoyo para reflejar la diversa realidad cultural de ambas partes del mundo.
Rafael Aragón: eclecticismo musical
El polifacético productor, compositor y DJ Rafael Aragón ilustra claramente la idea tras el concepto de LatinArab. Hablar de Rafael es hablar de global bass y música del mundo. Enamorado de la música desde que recuerda, Rafael ha forjado su propio sello personal fusionando la música que ha marcado su niñez y juventud con géneros urbanos como el hip-hop y el dub, y sonidos que se han ido creando después con la llegada de las herramientas musicales al sector como el techno, el house o el bass.
Los sets de Rafael son un viaje por el mundo: las percusiones y las vocales procedentes de la península de Anatolia o el desierto del Sáhara van encajando poco a poco con ritmos afrolatinos y sonidos de la diversidad natural del continente americano.
“Para mi, esta mezcla de culturas siempre ha sido muy intuitiva y creo que mi trabajo como músico no se ha basado en encontrar formas artificiales de crear hibridaciones entre las culturas, sino de destacar, a través de mi propia identidad musical, puentes que siempre han existido”, nos cuenta Rafael para Lado|B|erlin. Además de ser altamente bailable, como así bien lo define en su perfil de SoundCloud, su estilo es un eclecticismo musical que borra fronteras para conectarnos y dar muestra de la diversidad que existe a nuestro alrededor.
Para él, la música es un medio muy interesante que consigue poner de relieve el puente cultural que existe entre Latinoamérica y Oriente Próximo. Y es por eso por lo que LatinArab, en palabras de Rafael para Lado|B|erlin, es un evento muy especial para él. “Me honra poder participar en mi tercera edición de LatinArab. Esta fiesta tiene mucho sentido para mí porque desde que empecé con la música, la fusión de las músicas afrolatinas y arabo-orientales son el centro de mi propuesta”.
Noche a la libanesa con Ernesto Chahoud
Dj, regente de una tienda de discos en Beirut, coleccionista de vinilos de Oriente Próximo y el África Oriental, con énfasis en Etiopía, y cofundador de una de las fiestas más underground de la capital libanesa con música de las décadas de los 60 y los 70, Ernesto Chahoud regresa por segunda vez a LatinArab para mostrarnos delicias de la música de su país, Oriente Próximo y Etiopía.
Su propuesta musical viene cargada de vinilos que guardan joyas de la música árabe, más allá de los tradicionales ritmos árabes que invitan a bailar la danza del vientre. Su maleta también tiene espacio para el funk, el jazz y el rock.
A través de las ondas hercianas, Ernesto Chahoud presenta al público británico a través del canal NTS joyas desconocidas de la música oriental. Algunas de las portadas de sus vinilos dejan claro que la cultura árabe no es lo que los medios de comunicación nos muestran a diario. En Beirut Daze W/Ernesto Chahoud, su canal musical para la NTS, da muestra de la diversidad musical existente en Próximo Oriente que, sin embargo, a Occidente solo ha llegado en forma de los sonidos que acompañan al tradicional baile de vientre o el dabkeh. En su canal Chahoud abre las puertas a los oyentes a géneros que poco se suelen relacionar con el mundo árabe como el jazz, el funk o el rock. No serán números 1 de las principales cadenas musicales del mundo, pero dan fe de que el mundo árabe supo adaptar su tradición musical a otros géneros.
La noche libanesa, una de las más emblemáticas, diversas e interesantes de Oriente Próximo, se empapa de sonidos del funk y el soul de la mano de Beirut Groove Collective, una fiesta que empezó en un salón en 2009 y que ahora, once años después, viaja por todo El Líbano llevando a ravers procedentes de todos los lugares vinilos inéditos del funk, el soul y el hip-hop nacionales, regionales e internacionales.
Sin necesidad de visados ni billetes de avión, LatinArab nos propone un viaje en el que poder indagar en nuestras propias raíces, descubrir otras culturas, abrirnos a la diversidad y conectar con los demás a través de la música y el baile. Con todos estos ingredientes, la noche berlinesa tiene la suerte de poder contar también con el calor traído directamente desde Latinoamérica y el mundo árabe.