Hace casi veinte años que Diego Pérez trabaja con la música. Desde su Chaco natal, comenzó un viaje de exploración que lo trajo a crear “Nación Ekeko” su proyecto actual. En sus composiciones abunda el sincretismo combinado con música electrónica.
Tocar y producir música en tiempos de Pandemia
De a poco las personas pueden juntarse a escuchar músico en vivo razón por la cual Nación Ekeko está de gira en Europa. El domingo 21 de agosto se presenta en Zenner (Treptower Park) producido por Deputamadre Club.
En tiempos de pandemia, la producción musical y en especial la colaboración entre músicos también ha tenido que adaptarse y trabajar desde lugares separados. “Un poco tiene que ver con mi último disco ‘Qomunidad’ 2021, donde cada canción es una colaboración con un músico diferente. Algunos músicos estaban cerca, otros lejos, y otros muy lejos (por Mercedes Sosa quien falleció en el 2009.”
“A veces me pregunto si lo que hago es canción de fusión o sincretismo, pero a mi me gusta hablar sobre integración.” Diego Pérez.
Diego Pérez agrega que el trabajo a la distancia se “dio como espíritu del momento” en tiempos de cuarentena y distanciamiento social. “Sentí que uno de los peligros de esta situación es exacerbar cuestiones del individualismo y del ‘sálvese quien pueda’”, agrega el músico. Según él, ‘Qomunidad’ busca ir en sentido contrario de todo esto.
Integración musical más que fusión o sincretismo
El sincretismo en la música de Nación Ekeko, que cita al Dios de la abundancia, la suerte y la prosperidad, está presente incluso ya en la presentación del artista, mucho antes de escuchar su música. La combinación de estilos y ritmos de distintas culturas se une a las nuevas tecnologías. En la canción “El Paraíso”, se funde ritmos del altiplano con la voz de la cantante mexicana, Julieta Venegas, lo que de alguna manera también sugiere un encuentro.
“A veces me pregunto si lo que hago es canción de fusión o sincretismo, pero a mi me gusta hablar sobre integración. Busco representar en sonido que hago lo que yo creo que es la identidad latinoamericana y siento que la identidad latinoamericana es lo contrario a la pureza es la integración de muchas culturas como las europeas, nórdicas, africanas que están tan metidas en la médula de nuestro folclore e indígenas-originarias. Busco integrar todas esas partes de nuestra identidad en un mismo sonido.
“Sentí que uno de los peligros de esta situación es exacerbar cuestiones del individualismo y del ‘sálvese quien pueda’”. Diego Pérez.
“También lo veo como un proceso de identidad propio. Creo que Latinoamérica está en un proceso de re-identificación que es lo que vengo transitando con la música desde que comencé a trabajar con comunidades originarias, (por pueblos precolombinos NdE), desde hace veinte años”.
Pareciera que Nación Ekeko no se limita en cuanto a las posibilidades que las distintas variantes de las culturas latinoamericanas le ofrece. En los últimos años se ha puesto de moda la noción de “apropiación cultural” que también se ha heredado en Latinoamérica. Se trata de una idea que pareciera proponer que la cultura está cristalizada y por tanto tiene un dueño.
La apropiación cultural como modelo de explotación
“Hay términos que se usan con mucha liviandad. Por un lado está la integración de las culturas y la influencia que estas tienen en nosotros. Hay culturas que no tienen el mismo impacto, como la Qom que no tiene la potencia mediática para llegar de manera masiva.
“Yo tomo esto como un proceso. Creo que la apropiación cultural sí existe pero desde un punto de vista industrial y de réplica, no artístico. Por ejemplo, si tomás un diseño Wichí y lo imprimís en masa en remeras sin un contexto y que no aporta en nada a la comunidad original. En ese ejemplo no hay ni un hecho artístico ni de integración porque no se le aporta nada desde ningún lugar. Es un simple “copy-paste”, dice el músico.
Según Diego Pérez, la lógica de mercado moderna irrumpió en comunidades y culturas ajenas a ella; por tanto no reciben las regalías por la explotación comercial de sus propias culturas.
El artista recuerda que hace quince años se unió con otros artistas para cambiar esto en Argentina. Según dice, no todos los compositores o comunidades reciben las regalías por su música del órgano que se encarga de manejar esto, SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música), sino que se destinan a un fondo general.
“Eso me preocupa más hoy porque hay que buscar una manera de ayudar a las comunidades. No es mi función como músico pero igual tengo esa inquietud”.