El 13 de agosto de 2021 se cumplen sesenta años del comienzo de la construcción del Muro de Berlín. La obra monumental que partió a la capital alemana en dos durante veintiocho años medía 155km separando a familias y berlineses a punta de pistola.
Con la ocupación del este alemán por parte del régimen comunista llegó a comienzos de los años sesenta una idea innovadora para evitar que los ocupantes de Berlín oriental pudieran escapar de la dictadura de la DDR. El aparato de propaganda comunista afirmaba que la el muro de Berlín protegería a la voluntad popular del fascismo acuñando el término “Antifaschistischer Schutzwall” (Barrera antifascista).
Fue Willy Brandt, el famoso canciller alemán quien fuera gobernador de la ciudad de Berlín entre los años 1957 y 1966, quien la bautizó como “El Muro de la Vergüenza”.
Fuga de cerebros las razones detrás del muro de Berlín
Después de la segunda guerra mundial y la ocupación soviética, el régimen comunista que dominaba Alemania oriental necesitaba legitimar su posición de estado soberano desde su fundación en 1949. Uno de los problemas más importantes con los que se encontraban era la gran fuga de civiles hacia la Alemania libre a través de Berlín.
“Niemand hat die Absicht, eine Mauer zu errichten!” – “¡Nadie tiene intención de construir un muro!” – Walter Ulbricht, líder del Partido Socialista Unificado de Alemania.
Durante los primeros años de la DDR, cientos de miles de alemanes escaparon el este por temor a una sovietización. Se estima que alrededor de 865.000 ciudadanos escaparon hacia occidente entre 1950 y 1953.
El autor Hope Millar Harrison, cuenta en su libro Driving the Soviets Up the Wall: Soviet-East German Relations, 1953–1961 que ante esta situación, Joseph Stalin ordenó militarizar la frontera en Berlín por considerarla un límite peligroso.
De a poco comenzaron a tenderse alambres de púas alrededor de Berlín siendo de las primeras delimitaciones físicas en la ciudad. A pesar de ello, ciudadanos alemanes lograban escaparse.
El mayor problema era que la frontera interna entre Alemán oriental y occidental se había cerrado oficialmente para 1952 pero el paso en Berlín era considerablemente más accesible. De hecho, la DDR permitió a sus ciudadanos realizar visitas esporádicas hacia el oeste de la capital hasta 1956 debido al éxodo masivo conocido como “Republikflucht” (Fuga de la República).
En 1957, el régimen impuso severas restricciones al paso hacia el oeste aunque con el S-Bahn y U-Bahn aun cruzando la ciudad, estas medidas resultaron un tanto inefectivas. Los problemas se acrecentaron cuando para comienzos de la década del sesenta, la fuga de ciudadanos orientales era predominantemente mano de obra calificada lo cual presuponía pérdidas millonarias debido a la escasez de trabajadores capacitados como ingenieros, profesores y científicos entre otros.
La fuga de cerebros fue tan onerosa para el régimen comunista que el por entonces líder del partido, Walter Ulbricht le reclamó a su par occidental compensación económica por estas pérdida. Para el año 1961 el éxodo de alemanes hacia occidente ascendía a 1 millón 600 mil personas.
Posteriormente, el 15 de junio, Ulbricht anunciaba en una conferencia de prensa que su régimen no iba a construir un muro: “Niemand hat die Absicht, eine Mauer zu errichten!”. Pero tan solo dos meses más tarde Nikita Khrushchev, el líder del partido comunista de la URSS, bajó la orden para erigir el muro que separaría a Berlín durante casi tres décadas.
Berlín: muerte y opresión
Antes de construirse el muro, se estima que alrededor de tres millones y medio de personas lograron escapar del régimen comunista. Durante los años del muro, 1961-1989, unas 100.000 personas intentaron escapar atravesando la famosa “Línea de la muerte”, tan solo 5.000 lograron la libertad y se estiman que 200 fueron asesinadas por el régimen.
El 13 de agosto de 2021 se cumplen sesenta años del comienzo de la construcción del muro de Berlín que hoy resiste como un símbolo y recuerdo de la opresión y límites a los que pueden llegar los gobiernos y las personas. Este periodista se toma el atrevimiento de recuperar una frase de su argentina natal y dice Nunca Más.