La gente vivía en los pozos de la ruta 41.
Comenzaron siendo pequeñas grietas sobre el asfalto pero debido a la ausencia de mantenimiento se fueron transformando en baches cada vez más hondos. Así fue que aquella desastrosa carretera se convirtió en un paliativo para el gran déficit de viviendas. Decenas de familias sin hogar pasaron a ocupar los profundos cráteres. Sólo debían tener cuidado al asomarse.
Ramaro Ramillo fue el pionero, habitaba el pozo a la altura del kilómetro 193, un cómodo agujero de tres ambientes, baño y cocina. Lo siguieron los vecinos que hacía diez años esperaban la edificación del Barrio Presidente Perpetuo, cuyos fondos asignados fueron a parar -dicen algunos comentarios maliciosos- a la cirugía estética de la mujer del Intendente.
En el incipiente desarrollo habitacional se emplazaron comercios: en el pozo más grande Chichí Pastora instaló un almacén, en el de la banquina abrió una agencia de lotería y a cien metros comenzó su actividad la peluquería de Pochito Magaldi.
Pasó a llamarse “Barrio La 41”.
En las noches de verano los pobladores del vecindario sacaban sillas para sentarse a la orilla de los pozos, se turnaban para alertar sobre el advenimiento de algún auto o camión. Después de un tiempo la correspondencia comenzó a llegar a sus domicilios (cada hueco tenía la numeración correlativa correspondiente).
Como la manutención seguía siendo inexistente pozos nuevos se abrían a diario, y así construyeron la Iglesia Evangélica Cristo Sálvanos de la Oscuridad (era emocionante escuchar los cantos litúrgicos emergiendo desde las profundidades de la tierra), el Nuevo Hotel Las Grutas (con río subterráneo climatizado) y el Sub Center Mall(moderno Shopping que abarcaba del kilómetro 212 al 214).
Debido al gran crecimiento del predio muchos habitantes del centro se mudaron a las cavidades.
Este desarrollo suburbano no impidió que los accidentes automovilísticos continuaran sucediendo. Al menos la instalación del Hospital Modelo en el medio de la ruta ayudó para una más pronta atención de los accidentados.
En época de vacaciones el camino se volvía muy transitado y las cabezas subían y bajaban (más rápido de lo que subían) tratando de ver en qué momento podían salir. El que se asomaba de día se arriesgaba, la mayoría esperaba las horas nocturnas más calmas. Con el pasar del tiempo se organizaron y en este período dormían de día y desarrollaban la actividad por la noche.
El antiguo pueblo erigido sobre la superficie con el tiempo se convirtió en un poblado fantasma, todos sus habitantes se habían instalado bajo la ruta. Los primeros se radicaron por necesidad, los siguieron los que descubrieron un clima más benigno tierra adentro, otros lo hicieron para estar cerca de familiares y amigos, muchos tomaron la decisión al mudar sus instalaciones la única escuela del lugar. Las dependencias gubernamentales no tuvieron más remedio que hacerlo para evitar el aislamiento de sus funcionarios.
Doce años después de prometido el inicio de las obras treinta y dos máquinas y sesenta y cuatro camiones aparecieron un mediodía de verano en el kilómetro12 (pegadito al pozo del señor Vergara). Los habitantes del
“Barrio La 41” dormían pesadamente.
Al caer la tarde una nueva capa de asfalto cubría toda la extensión de la ruta. Los forasteros que transitan por la impecable carretera se sorprenden al pasar junto al viejo pueblo fantasma, algunos -los más perceptivos- dicen escuchar destempladas voces que provienen de la tierra profunda.
Gustavo Eduardo Green
Nacido en Buenos Aires el 16 de Diciembre de 1954. Reside en San Antonio de Areco. Argentina. Realizador cinematográfico, egresado del Instituto Nacional de Cinematografía. Obtuvo premios en cine, fotografía, diseño gráfico y teatro. Desde el año 1999 al 2003 y del 2009 al 2011 fue Director de Cultura del Municipio de San Antonio de Areco. Comenzó a escribir cuentos y poesías a fines del año 2003, recibiendo hasta el momento 378 premios literarios, nacionales e internacionales (Argentina, España, México, Israel, Perú, Venezuela, Checoslovaquia, Puerto Rico, Estados Unidos de Norteamérica, Cuba, Colombia, Ecuador, Chile, Uruguay). Sus obras integran más de 80 Antologías Literarias. En el año 2009 se editó su cuento infantil “Instrucciones para doblar una Jirafa”, en versión bilingüe (español-portugués). Fue distinguido por el Honorable Concejo Deliberante de San Antonio de Areco por su labor literaria.