Su nombre es perfecto para atrapar la atención de una preadolescente rebelde sin causa. Y me atrapó. Ponía Tan lejos y No necesito nada en repeat. NTVG me enseñó sobre el amor y lo que viene después. Sus canciones parecen estar siempre llorando el recuerdo de una pareja. “Adentro llueve y nunca va a parar”. Y es que, como dijo el principal compositor del conjunto, Emiliano Brancciari, en Caja Negra, “Moviliza más el desamor, llega más profundo, cala más hondo”. La banda uruguaya estará en Berlín este lunes 8 de agosto.
No Te Va Gustar fue formada en 1994 en Montevideo. Cuenta la leyenda que tuvieron que elegir un nombre para presentarse en un festival, cuando aún no tenían uno definitivo. Al decirle al baterista “tenemos uno… no te va a gustar”, advirtiendo sobre la mala elección, el mismo se lo tomó literal y mostró su entusiasmo. No se dijo más, el nombre quedó. La elisión de la “a” hace imposible leerlo sin un acento rioplatense.
Dos adolescentes, Emiliano Bancciari y Mateo Moreno, empezaron a hacer música en un país que no tenía precedentes de estrellas grandes de rock. Iniciaron como un cuarteto junto a Gonzalo Castex y Pablo Abdala. A este grupo que siempre le ha caracterizado la cantidad numerosa de músicos se unieron con el tiempo Pamela Retamoza, Emiliano García, Santiago Svirsky y Martín Gil.
Estos músicos se animaron a soñar sin referentes. Antes del giro de siglo, la banda ya había ganado concursos importantes, recorrido todo tipo de escenarios y grabado su primer disco, Solo de noche (1999). Todo en Montevideo. En los siguientes años agrandarían su radio de influencia, iniciando por Argentina, y grabando Este fuerte viento que sopla (2002) en Santiago de Chile.
El día que tocaron su primer concierto, en épocas de liceo, coincidió con el día que Maradona fue echado del mundial del ’94. El abuelo de Emiliano fue vestido de traje. Habrá visto el futuro. En el mundial del 2018 su canción Cielo de un solo color se convertiría en el himno no oficial que la selección uruguaya de fútbol usaría para precalentar y la hinchada cantaría a todo pulmón.
Con claras influencias del reggae y el rock argentino (aparte de ska y murga), No Te Va Gustar ha publicado once álbumes de estudio. En todos, la canción número 13 va rellena de silencio (o superstición), para evitar la mala suerte. El último, Luz, es el que vienen a promocionar con esta gira. Con varios cambios, la banda está actualmente conformada por Emiliano Brancciari (voz y guitarra), Guzmán Silveira (bajo y coros), Diego Bartaburu (batería), Martín Gil (trompeta y coros), Denis Ramos (trombón y coros), Mauricio Ortiz (saxofón barítono y tenor), Pablo Coniberti (guitarra y coros), Mint Parker (guitarra y coros) y Francisco Nasser (teclados, coros y guitarra).
En su primera película documental, Emiliano Brancciari, habla de su rol como cantante, compositor, guitarrista y líder de la banda. “Siempre me interesó la guitarra más que el canto. El canto vino después por no encontrar un cantante para nuestro grupo y que mis compañeros me incitaron a que lo haga”. Nunca le gustó estar al frente, dice. “La gente no la miro hasta que ya pasó medio show. Canto medio concierto con los ojos cerrados”. Con el tiempo, se acostumbró a ser la punta de lanza de todo un grupo de amigos. “Lo asumí y ya lo disfruto”.
El Verano Siguiente (2014) relata la mayor tragedia por la que ha pasado la banda: la muerte de Marcel Curuchet en un accidente de moto. En él, se ve a Curucha sufriendo de una hernia de disco y diciendo “me tengo que morir a los cuarenta” entre chistes. Cuando el grupo uruguayo estaba de gira con los Auténticos Decadentes en 2012, Marcel cumplió cuarenta. Le regalaron el alquiler de una moto por su cumpleaños. Entrando a Nueva York, sufrió el accidente.
“No hay nada que te prepare para salir a tocar sin un compañero por las razones por las que salimos a tocar sin un compañero”, cuentan en el largometraje. Se los ve tan uruguayos, con su mate. Fumando y tocando. Parece una peña entre amigos. Y se pelean como hermanos, todos hombres. Corriendo para agarrar el elevador como niños chiquitos. Obsesionándose por quién dejó un pedazo de tarta entre los sillones. Comiendo asado, jugando FIFA… y tomando café, mucho café. “Estamos más entre nosotros que con nuestra familia mucho tiempo”.
La banda siempre está contando cuánto ama tocar en vivo. La pandemia les pegó duro. El documental Lejos De Los Focos (2021) recorre el proceso de grabación de Luz. “Todo se hace para esas dos horas”, recalca Pablo Coniberti para explicar la falta que les hacía tocar. Les quedaba claro que había que grabar fuera de Montevideo para volver al ambiente de las giras y salir de la cotidianidad. Se construyeron todo un estudio profesional en la Estancia Viky. Alejados de todo, se pusieron de campamento.
Lejos De Los Focos hace un recorrido mucho más individual, definiendo a la banda desde la mirada de cada integrante en una época en la que tuvieron que cancelar conciertos y encerrarse. En él se ve una banda más madura, contenta de por fin poder estar haciendo música de nuevo. “Si bien cambió el entorno, la esencia no cambió”, dice el trompetista. Los mates siempre están, las risas también. Siguen siendo niños traviesos.
Para Emiliano, quien escribe la mayoría de las canciones, lo más valioso de tocar en el extranjero es “el hecho de generarle cosas a gente que vive en otro lado, que tiene otras costumbres y que viene y te dice que se siente identificado”, cuenta en su entrevista en Caja Negra, “de eso que sale de un cuarto, de tu casa”.