De a poco comienzan a aparecer más emprendimientos latinoamericanos en Alemania que sirven de entrada a pequeños y medianos productores, diseñadores y artistas radicados en el continente. La tienda de moda online Made in Argentina, es uno de esos casos. Creado por la argentina Florencia Antonietta, este emprendimiento pone el foco sobre la sostenibilidad en la moda, algo de lo que comienza a hablarse cada vez más en el mundo.
La industria de la moda rápida es responsable de ser la segunda más contaminante del mundo.
Florencia Antonietta llegó a Alemania y se instaló en Düsseldorf con su marido y su primer hijo de un año. Aprendió el idioma, tuvo a su hija y crió a ambos mientras se integraba a su nuevo país sin dejar el suyo atrás. En su casa se cocina comida argentina, se escucha la radio de su país y hasta les hizo conocer el himno nacional a sus hijos. “Tener un compromiso con el lugar que naciste y no perder las raíces, no olvidar de dónde se viene”, dice Antonietta a Lado|B|erlin.
Bajo la convicción de que a la moda básica se le pueden agregar accesorios como pulseras que empoderan a quienes las usan, la emprendedora cree que es necesario traer un poco de elegancia latinoamericana a Europa. “Los italianos son elegantes, por ejemplo, pero en Alemania se ponen lo que dictan desde las revistas de moda como Elle o Vogue. Quizás se usan esas prendas, pero quizás no te queda bien. Hay que guiarse por el estilo y la personalidad de cada uno”.
Ese compromiso pretende estar presente en su emprendimiento, Made in Argentina, con el que busca “despertar el amor por Argentina” y que no sea reconocido solamente por “lo obvio como el tango”. A través de su tienda de moda online, conecta a diseñadores argentinos con el mercado europeo. “No saben que tenemos buenos diseñadores que necesitan de apoyo y patrocinio y que son igual de buenos que los de Europa”, comenta Antonietta quien también participa ocasionalmente en el diseño y armado de ciertos productos.
Prefiero una buena remera de 30€ que seis de 5€”.
La tienda se suma a la nueva corriente mundial de Fair Trade que comienza a ser cada vez más común en los nuevos emprendimientos. Con grupos y organizaciones importantes a nivel mundial, el concepto del Fair Trade se basa en que las relaciones entre los países en vías de desarrollo que le venden a los desarrollados es desigual.
Por eso, propone aumentar los precios de producción, y finalmente de venta, para que los productos sean de mayor calidad y quienes los producen sean recompensados justamente. Se trata de un movimiento a nivel mundial que está cambiando la manera de producir, vender y comprar con un compromiso por el cuidado del ecosistema.
Para el confeccionado de sus productos, los diseñadores argentinos en Made in Argentina combinan técnicas ancestrales adaptadas con diseños contemporáneos. De esta manera, se puede teñir de verde un almohadón con hojas de eucalipto generando un impacto menor en el ecosistema. La dueña lo define como “artículos de lujo sostenibles”.
Sostenibilidad Made in Argentina
Gerhard Elfers, el excéntrico periodista alemán que conduce el micro Dress Code en Deutsche Welle, dice que siempre es mejor comprar algo caro que dure por mucho tiempo. Florencia Antonietta opina igual. “Prefiero una buena remera de 30€ que seis de 5€”.
Esta frase sirve para englobar todos los problemas que ataca la moda sostenible junto con el Fair Trade. Este año, 2019, se ha hecho notar la valoración a escala mundial que está recibiendo este movimiento, también llamado Slow Fashion. De acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda es responsable de ser la segunda más contaminante del mundo.
En el artículo publicado por las Naciones Unidas en abril, El costo ambiental de estar a la moda, se hace un relevamiento general de los hallazgos alarmantes de un estudio ambiental. La UNCTAD revela que la industria de la moda rápida utiliza un aproximado de 93.000 millones de metros cúbicos de agua al año, lo que equivale a “satisfacer las necesidades de cinco millones de personas”. Además, el estudio arrojó que cada año se arrojan a los mares medio millón de toneladas de microfibra, semejante a tres millones de barriles de petróleo.
Gerhard Elfers, el periodista de DW que conduce el micro Dress Code
Estas son algunas de las cifras que sirven para tomar dimensión del coste ambiental que tiene la industria de la moda rápida. Además de ello, los sueldos de las personas que confeccionan esas prendas no llegan a ser dignos como tampoco suelen ser las condiciones en las que trabajan. “Las grandes tiendas parecen fotocopiadas unas de las otras”, dice Florencia Antonietta. “Todos sabemos cómo hacen para vender una remera a 5€”. Para Antonietta, comprarles la remera a bajo costo y luego exigir salarios justos para uno mismo es caer en una contradicción.
En Berlín, cada vez se pone más el foco en la ecología y sostenibilidad del consumo. No es de extrañar que entonces aparezcan los intercambios ropa, también conocidos bajo el nombre Swap, como respuesta al consumo desmedido de prendas.