Después de más de una semana llena de movilizaciones, de toques de queda, estados de excepción y de algarabía, caos, militares armados, golpizas, heridos y asesinatos, después de saqueos, abusos, barricadas y autoridades mirando al cielo eludiendo responsabilidades políticas; después de una semana donde el pueblo de Chile dijo basta y logró una unidad nacional solo vista previamente en las protestas del “No” contra la dictadura en los años 80’. Después de la semana que cambió el eje de la discusión, una semana histórica, Chile no volverá a ser lo que fue, porque Chile no quiere volver la “normalidad”, o al menos lo que conocían como tal.
Esa unidad nacional, como una combustión espontánea, se dio por sentimientos silentes y comunes, puntos de convergencia que fueron invisibles hasta que se vieron reflejados en las tristezas vecinas, en las rabias impotentes y en las desilusiones juveniles. Esta unidad nacional tiene una peculiaridad: no tuvo convocatoria ni fecha, no tuvo líderes ni partidos políticos, no tuvo escenarios ni puntos de encuentro, se dio de una manera orgánica, como cuando sube el río e inunda primero las hendiduras más profundas y sigue conquistando el territorio adyacente.
El viernes 25 de octubre del 2019 tuvo lugar “La marcha mas grande de Chile”, donde en Santiago se reunieron más de 1.200.000 personas en el centro histórico de la capital, sumando también concentraciones multitudinarias en otras ciudades del país como Valparaiso, Talca, Concepción, Copiapo, Antofagasta y Magallanes. Se calcula que aproximadamente el 20% de la población chilena estuvo en la calle ese día.
Esta unidad nacional tiene una peculiaridad: no tuvo convocatoria ni fecha, no tuvo líderes ni partidos políticos, no tuvo escenarios ni puntos de encuentro, se dio de una manera orgánica, como cuando sube el río e inunda primero las hendiduras más profundas y sigue conquistando el territorio adyacente.
Las consignas fueron variadas y numerosas, pero apelan a un cambio desde el sistema para con la ciudadanía, su calidad de vida y su dignidad. Los títulos más utilizados en los últimos días fueron #ChileEnMarcha, #ChileNoSeRinde, #ChileSeCansó, #ChileEnHuelga. Dicha marcha cubierta por numerosos medios internacionales, se destacó por el sentimiento de pertenencia, por el abrazo fraterno entre conciudadanos, por una transversalidad en los grupos sociales que la conformaron y el canto de canciones emblemáticas de las luchas sociales como “El derecho de vivir en paz” de Víctor Jara o “El baile de los que sobran” de Los Prisioneros que apela al sentimiento de abandono por parte del Estado. Momentos de emoción y de cohesión, donde se pudo respirar esperanza, ya que Chile lo conforma su gente, envuelta en su propia cultura con pasión sobre una geografía propia y esos factores se conjugaron virtuosamente esa tarde de viernes.
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“Volver a la normalidad”
Por parte de la clase politica, finalmente se aprobó legislar el proyecto que reduce la jornada laboral a un máximo de 40 horas semanales, proyecto bloqueado por el gobierno hasta la semana pasada; también un proyecto que reduce la dieta parlamentaria está tomando fuerza para dar señales de humildad a la ciudadanía. Después de que el Presidente Piñera pidiera perdón y anunciara un paquete de medidas, el gobierno intentó impulsar la idea de “volver a la normalidad”, a partir de ayer lunes. Pero la calle siguió protestando, ya que ese el gran problema, el problema de los chilenos es su “normalidad” y la respuesta en redes sociales fue “¿normalidad? #EstoNoHaTerminado”. El pasado lunes 28 de octubre hubo un cambio de gabinete, intentando poner paños fríos y traer caras frescas y conciliadoras a la conducción de diversas carteras, pero ya existe un calendario de movilizaciones para esta semana. El descontento social está instalado sobre las calles y lamentablemente no se ha visto exento de situaciones de destrucción de estaciones de metro y violencia por parte de grupos que las policías no han logrado identificar. Por otra parte, la represión por parte de las fuerzas de orden suma un saldo de 3.193 detenidos, 2 personas desaparecidas, gran cantidad de heridos y abusos; es por esto que el Instituto Nacional de Derechos Humanos suma ya 120 acciones legales presentadas ante la justicia por diversas violaciones a los derechos humanos por parte de uniformados. ¿Estará la clase política a la altura de la ciudadanía, para así conducir e impulsar los cambios estructurales que las calles demandan? Esa respuesta es una incógnita que se espera tome alguna forma en las semanas venideras.
Normalidadhttps://t.co/EW1CBTYHwg pic.twitter.com/OIlaPdQ3wl
— malaimagen (@malaimagen) October 28, 2019
Apoyo Internacional
Las demandas sociales han sido apoyadas por las comunidades de chilenos que viven en el extranjero con numerosas manifestaciones en distintas ciudades como Nueva York, Paris, Ciudad de México, Sydney y Berlín, donde el pasado lunes 23 se reunieron más de 500 personas frente a la Puerta de Brandeburgo para apoyar las demandas de sus compatriotas desde la distancia. También en Berlín, dentro de la semana se han organizado diversas acciones artísticas, conciertos y performances, además de la irrupción de un nuevo colectivo fotográfico llamado “Chile is calling” fundado por chilenos residentes en la capital alemana. Esta agrupación recopila fotografías utilizándolas como arma de denuncia, publicando, imprimiendo y pegándolas en los muros de las calles de Berlín. Fotografías de las marchas, de los manifestantes y de la situación que se ha vivido las últimas semana en Chile, poniendo el énfasis los en abusos cometidos los organismos de represión que actúan contra los manifestantes en las calles de Chile. La misión del colectivo, según sus propias palabras:
“el objetivo es mediante intervenciones callejeras, representar en el extranjero las voces que gritan desde Chile. Difundir, luchar contra la censura e informar. La gente que actualmente sufre en Chile es protagonista de esta historia. No somos caras, transmitimos un mensaje de lucha. Chile debe saber que el mundo tiene los ojos puestos en ellxs, que no están solxs. Por lo tanto haremos todo lo posible porque el mundo sepa que en Chile se sigue torturando y asesinando, que las exigencias del 83% de la población están siendo pisoteadas.“