Antiguamente llamada Stalinallee era el boulevard entre Strausberger Platz y Frankfurter Tor que luego se amplió hasta Alexanderplatz y pasó a llamarse como la conocemos hoy en día: Karl-Marx-Allee.
Esta avenida diseñada por los arquitectos Hermann Henselmann, Richard Paulick, Hans Hopp, Karl Souradny y Kurt Leucht, fue la principal en la época de la DDR (Berlín Oriental) donde se construyeron espaciosos y lujosos apartamentos, tiendas, restaurantes, cafés, hoteles turísticos y cines en un estilo arquitectónico particular, mezclando lo característico de la Unión Soviética con las construcciones tradicionales del imperio prusiano diseñadas por Karl Friedrich Schinkel.
Al realizar la ampliación luego de la muerte de Stalin y con el cambio de nombre de la avenida, el estilo arquitectónico cambia sustancialmente y ya se pueden ver modernizaciones con un mayor uso del vidrio, una apuesta y experimentación estética mucho mayor y residencias estandarizadas con viviendas un poco más chicas pero más funcionales.
El estilo predominante de la Karl Marx Alle se denomina Zuckerbäckerstil (estilo pastel de bodas) haciendo broma a la forma que estos edificios tienen. Favoritos de Stalin, solía rechazar todo tipo de modernización que los arquitectos proponían para una mejorar estética y funcional de estas edificaciones.
Si bien hoy en día Berlín se caracteriza por una amplia variedad de comidas regionales y de todas partes del mundo, en aquella época solo se podían degustar comidas de los países aliados al sector Este de la ciudad.
Tal es así que en Karl Marx Alle se abrió una cadena de 7 cafés y restaurantes: Moscú, Budapest, Varsovia, Bucarest, Sofía, Praga y Morave. La idea era que no solo los comensales probasen comidas típicas, sino que también se los introduzca a la cultura, el idioma y las costumbres de estos países.
Estos restaurantes fueron muy famosos entre la población de Berlín Oriental por la inusual experiencia y sus deliciosos menúes (recordemos que las posibilidades de viajar a otros países, y sobre todo europeos, no era tan común como ahora). Sin embargo, sus elevados precios hacían que no sean restaurantes accesibles para toda la población, por lo que era común encontrarse solo con las personas mas adineradas de la RDA o con invitados ocasionales de Berlín Occidental que degustaban estas comidas internacionales.
Uno de estos sitios lo podemos ver hoy en Karl-Marx-Allee 34, el gran Cafe Moskau, construido por el arquitecto Josef Kaiser, quien también diseñó el cine de enfrente, el Kino internacional.
Simbolizando la hermandad entre la DDR y la Unión Soviética, en este elegante Café, los clientes podían “disfrutar de platos rusos, beber Mocca en el bar, divertirse en el la pista de baile o visitar el bar nocturno en el sótano. También se podían comprar pequeños suvenires de la Unión Soviética en la tienda de recuerdos” tal como lo describe la página oficial del Café Moskau.
Hoy en día este lugar es un centro de convenciones que conserva el estilo y características ya que es un sitio histórico de la ciudad.
Si bien ha sido remodelado en su interior, el exterior se encuentra intacto: en la entrada, aún se puede ver el mosaico “De la vida de las naciones”, realizado por Bert Heller, conmemorando a los trabajadores y retratando su estilo de vida de forma heroica. También, se puede apreciar la réplica de un sputnik en tamaño real situado en el techo de la parte exterior del café, un regalo del embajador de la USSR para mostrar los avances y progresos de la Unión Soviética ya que estos fueron los primeros satélites artificiales lanzados al espacio.
Cuando la gente también quiere mostrarse al mundo.
Cuando se construye este boulevard, se hace con la excusa de que era para los trabajadores, para su felicidad, bienestar y confort. En realidad la idea era demostrar la gloria, lujo y estilo de la Unión Soviética y así quedará reflejado a través de la arquitectura y de los precios que allí se manejaban.
En junio de 1953 esta calle fue el escenario para una protesta general de trabajadores en contra del gobierno debido a un nuevo paquete de medidas laborales donde se planteaba, entre otras cosas, un recorte salarial si no se llegaban a cumplir las cuotas de trabajo.
Con una huelga iniciada el 16 de julio y una manifestación de más de 40 mil personas al día siguiente, el gobierno de Alemania del Este no cedía a las demandas políticas y económicas de la gente por lo que pidió apoyo militar de la Unión Soviética. La protesta fue disuelta con tanques, más de 20.000 soldados y unos cuantos miles más de policías locales. Se estima que no menos de 125 personas perdieron la vida ese día, sin contar la cantidad de gente que quedo marcada por los servicios de inteligencia y asesinadas y torturadas en los años siguientes.
Años más tarde, cuando la avenida ya es Karl-Marx-Alle, vuelve a ser epicentro de manifestaciones cuando los ciudadanos de Berlín Oriental se reúnen para pedir por la reunificación alemana y la caída del muro de Berlín.
Esta nota fue publicada originalmente el 23/06/2020