Juan José Campanella, el director de cine argentino, buen conocedor del alma humana. Sus realizaciones cinematográficas siempre estarán plenas de denuncias, emoción y lucha por la dignidad de las personas. Si hay algo que a Campanella le caracteriza, es ponerse en el lugar del otro. Los perfiles de los personajes en su cine siempre serán perdedores en busca de una felicidad fantaseada.
Un cine donde el grupo a modo de familia no consanguínea, siempre estará presente. Gran nostálgico que mira hacia atrás para retornar a un presente que augure un futuro más alentador.
Campanella siempre ha trabajado con un elenco actoral de lujo, su última película “El cuento de las comadrejas” 2019, que ha motivado esta entrevista y con ella, el repaso hacia atrás de su obra cinematográfica, deja claro que en el panorama cinematográfico actual es un creador al que no se debe perder la pista.
En estos momentos está en Madrid en el teatro Fígaro con la adaptación de la obra “Parque Lezama”
Juan Jose Campanella, el argentino errante
¿Cómo se realiza el transvase mental de pasar de sus películas iniciales para el cine – “El mismo amor, la misma lluvia” 1999, “El hijo de la novia” 2001, “Luna de Avellaneda” 2004, “El secreto de sus ojos” 2009 - que contienen una fuerte carga emocional, ¿a programarse para hacer una comedia humor negro como es “El cuento de las comadrejas” 2019?
Juan J. Campanella: Es que en realidad no hay ningún transvase. Hay temas que están siempre presentes. Cuando uno elige dejar de vivir para empezar a sobrevivir. El triunfo sobre la melancolía y la nostalgia. Son temas que están presentes en todas las películas. De la misma manera el humor sarcástico. Y si bien la carga emocional puede no ser tan grande como en las otras películas, a mí “El Cuento de las Comadrejas” me emociona profundamente. Es verdad que tiene un registro más de humor negro, más fantasioso, más “como las de antes”, pero eso es un homenaje a las películas que a mí me formaron y me inspiraron. Diría que busqué un Lubitsch (Mi director de comedias favorito de la historia) y sin quererlo se colaron también Wilder y Capra.
Viendo su película “El cuento de las comadrejas” y observando la veneración a la “estatuilla dorada” que estando en el hall guarda tantos secretos, recordé un filme de Frank Tashlin, “Los líos de Susana” película de 1954, donde una estatuilla, en este caso un Oscar ganado por el protagonista, un guionista maduro, es utilizado por una adolescente Debbie Reynolds para abrir nueces, ¿Qué significo para usted el Oscar a su película “El secreto de sus ojos”, y cuánto hay de sublimación en “El cuento de las comadrejas” a la estatuilla que tanto venera Graciela Borges en su papel de actriz, diva ya, en la ancianidad?
Juan J. Campanella: El guion es anterior por doce años a haber ganado el Oscar por “el Secreto de Sus Ojos”, así que no hay nada inspirado en esa feliz instancia de mi carrera. De cualquier manera, si la hubiera, no cambiaría nada. A los que hacemos comedia nos gusta reírnos de las cosas que nosotros o la sociedad considera más sagradas. En el cine, no hay nada más sagrado que el Oscar.
Graciela Borges está fascinante, su bajada por las escaleras recreando a Gloria Swanson en “El crepúsculo de los dioses”, es muy entrañable a la par que inolvidable, ¿De dónde saca ese humor sarcástico y tierno?
Juan J. Campanella: Ahí entramos en el terreno de las características personales y la sensibilidad de cada director. Es imposible saber de dónde sale, por lo menos para mí. Evité puntillosamente, toda mi vida, analizarme (cosa rara en un Argentino). Tengo miedo de que una vez que lo sepa, desaparezca.
En sus películas, “El hijo de la novia “y “Luna de Avellaneda”, los vínculos humanos y la comunidad son las bases del caminar unidos para crecer; en “El cuento de las comadrejas”, pese a que el tono sea humor negro y sátira. parece indicarnos que todo tiene un límite, que algo no va nada bien. ¿Qué piensa usted de todo esto?
Juan J. Campanella: La mejor película que vi en mi vida es “Qué Bello es Vivir”, de Frank Capra. Por “mejor” quiero decir, por supuesto, la que más me modificó e influenció, tanto en mi estilo como en mi vida. El gran tema de esa película es la simbiosis de individuo y comunidad. Cómo el individuo afecta a la comunidad, y esta a su vez al individuo. Es EL tema social que más me interesa, como uno es uno, y también uno con los demás. En todas las películas que hice hay una familia elegida, una comunidad. Ya sea en la revista de “El Mismo Amor”, como en el restaurante de “El hijo de la Novia”, el club de Luna de Avellaneda, el palacio de Tribunales en “El Secreto de Sus Ojos” y el cine y esa casa, más claramente aún, en “El Cuento de Las comadrejas”. Las familias de las que uno elige formar parte en su vida te definen mucho más que tu familia de sangre. Es doloroso, muy doloroso, tener que abandonar la familia elegida. Uno debe defenderla a toda costa.
El desastre social, político, económico que lleva a la revuelta popular, permítame que le diga que esta virtuosamente representado en los cuatro ancianos, son la defensa individual de lo propio a modo de “revuelta popular masiva”. ¿Le gusta personalmente el cariz final que toma la película y sobre todo las repercusiones que tiene para los “malvados”?
Juan J. Campanella: Como decíamos antes, es una comedia de humor negro, la más alejada de “la realidad” de todas mis películas. Una película que es una invitación a disfrutar de un guion con vueltas de tuerca, y un humor netamente negro. Por supuesto que no es un final que propondría seriamente en la vida real, pero el infaltable aplauso final del público demuestra que es un deseo escondido de todos, que los” malos” tengan su castigo, aunque sea auto infligido (Trato de no dar ningún spoiler). Dentro de ese contexto, el final no solo me gusta, me encanta. Por eso estuve veintidós años con el deseo de hacer esta película.
A mi entender sus películas anteriores guardan un fuerte contenido moral, los protagonistas de “El mismo amor, la misma lluvia”, “El hijo de la novia”, “Luna de Avellaneda”, “El secreto de sus ojos”, eligen el camino del bien y al final felizmente ganan. Explíquenos el cambio que operan con sus acciones los protagonistas de “El cuento de las comadrejas” que ya no están obligados a elegir el bien, sino a ganar, ¿Por qué ha decidido esto?
Juan J. Campanella: Es un tipo de película distinto. No se pueden comparar. Además, no estoy de acuerdo con el postulado. Los personajes de “El cuento de Las Comadrejas” saben que no pueden dañar a nadie, pero pueden utilizar el poder de hacer el mal del otro en favor suyo. Más no puedo revelar. Y no me gusta contestar preguntas que revelen el final de una película.
Usted es un director altamente nostálgico que tiende a idealizar el pasado. En “Luna de Avellaneda” cuando recrea las fiestas, me lleva el cine del director serbio Emir Kusturica, siempre deseoso de que los “éticos” consigan lo que quieren. ¿Se imagina usted haciendo películas bélicas, recreando la guerra de las Malvinas o el dolor que causo la dictadura de los generales en Argentina? ¿Podría con estos temas construir futuro desde el pasado?
Juan J. Campanella: En Argentina muchísima gente causó y causa dolor. La dictadura de los años 70 fue uno de esos grupos, quizás el más grande. Pero todavía existen mafias poderosísimas, que escondidas hábilmente bajo una piel de querer ayudar al desprotegido, se aprovechan de él y lo mantienen así para poder seguir robando. No necesito hurgar en el pasado para mostrar los males de Argentina.
En “El cuento de las comadrejas” vuelve a afrontar el tema de la familia como refugio y apoyo. La actriz y el actor son matrimonio y el guionista y el director viven con ellos como familia no consanguínea. ¿Considera la familia como un mal conveniente?
Juan J. Campanella: No. La familia elegida la considero como una necesidad. Un bien absoluto. Pobre del que no pueda, a lo largo de su vida, elegir una familia.
Esta nota fue publicada originalmente el 17 de septiembre de 2019
Charo García Diego
(Salamanca 1961) es Pedagoga, Socióloga y Psicóloga Social. Organizadora, coordinadora y difusora en los medios de comunicación de actividades culturales desde 1990 en España. Desde sus inicios universitarios, estudia, investiga y escribe crítica de cine. En su currículo consta la organización de diversos festivales de cortometrajes y la semana de cine independiente español. Promueve encuentros entre narradores, poetas y músicos. Sus intereses giran en torno a la difusión de culturas transversales, multipluridisciplinares y versátiles que aporten enriquecimiento formativo a las nuevas generaciones.