Barbara Allende Gil de Biedma y Rafael Gordon son dos artistas intelectuales de la España de hoy. Sus carreras se han desarrollado a lo largo del último cuarto del siglo XX, y prosiguen en la actualidad. Podría definir con tres palabras la personalidad de Ouka Leele: genialidad, bonhomía y amor. A lo largo de los años ha recibido múltiples premios. En 2005 el Premio Nacional de Fotografía. Tenía en su poder el Primer Premio Nacional de Bibliofilia, 2003 por “El Cantar de los Cantares” con sus serigrafias y dibujos. En 2004 recibe el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid. En 2008 debido al Premio Nacional comienza una exposición itinerante cuyo título es “Ouka Leele inédita” comisariada por Rafael Gordon, que constituye una celebración de su arte. Podemos ver que fotografía y creación plástica mantienen una relación muy próxima en ella, disfrutamos de teatros congelados, añadidos desconcertantes y pistas falsas cuando sus creaciones cobran luz. Me pregunto cómo imagina el mejor de los mundos plasmado en su obra.
Por su parte, Rafael Gordon es un cineasta independiente, autor de teatro considerado autodidacta. Director de una trilogía de películas protagonizadas por Isabel Ordaz, “La reina Isabel en persona” 2000, “Teresa, Teresa” 2003, “Todo mujer” 2015, otra de sus realizaciones “Mussolini va a morir” 2013 esta traducida al alemán, y la película que nos ocupa, “La mirada de Ouka Leele” 2009. Ha realizado en total 15 cortometrajes, ocho largometrajes y dieciocho obras de teatro. Rafael Gordon es un hombre culto, reflexivo, educado y divertido. Posee un verbo fluido, de sabio maestro y gran rigor histórico. En su película “La mirada de Ouka Leele” 2009 no solo hace uso del soporte digital, utiliza otros formatos como el super 8, una pequeña video cámara y una cámara enorme que manejó Julio Madurga. Eva Gancedo y Jorge Magaz fueron los artífices de una elocuente y sensitiva banda sonora. El Circulo de Escritores Cinematográficos premió la película con el premio al mejor documental largometraje. Además de la nominación a un Goya.
Con apenas 30 años el Museo Español de Arte Contemporáneo muestra una retrospectiva antológica de sus creaciones artísticas. ¿Su sentimiento fue más allá del halago?, ¿Pensó que estaba empezando o quizás que lo había conseguido?
Ouka Leele. La verdad es que nunca había pensado en algo como el halago respecto a esa exposición. Fue abrumador siendo tan joven, con tan solo 29 años una retrospectiva. Luego las colas para entrar daban la vuelta al edificio. Me paraba la gente por la calle y me asusté de no poder vivir mi propio silencio y tranquilidad anónima. Creo que también se hizo para introducir la fotografía en el Museo (MEAC) ya que lo mío era pintura y como pintura entraba, pero la pintura era sobre fotografía. Fue una exposición preciosa, llena de guiños y divertimento para el público y a la vez espectacular ver toda esa obra tan nueva y con un lenguaje y un mundo propio.
Usted asistió a la Exposición Antológica en la Ciudad Universitaria, ¿que pudo apreciar entonces en aquella joven artista?
Rafael Gordon. Las colas para ver la exposición y la admiración por parte de los presentes, por la creatividad de una joven artista de nombre enigmático.
Reconoce haber recibido la formación clásica de sus estancias en el Museo del Prado, llorar ante la inmensidad de los cuadros y las pinceladas certeras de Velázquez y el Greco, ¿fueron esas múltiples posibilidades de expresión, forma y color, irradiantes de belleza las que contribuyeron a dotar sus trabajos de grandes dosis de espiritualidad?
Ouka Leele. Yo creo que mis lágrimas se desbordaban ante la belleza, ante la abstracción en cada pincelada, así como en los temas y escenas representados. Conectaban con mi esencia de una manera sublime y desde luego que me animaron a encauzar mi vida exclusivamente hacia el arte. Hoy para mí es arte mucho más allá que la pintura. Camino entre la medicina y el arte, la poesía, que puedo verla en el movimiento de una mano mientras alguien habla. Se trata de “artizar” la vida.
En el libro que le dedica Antonio Peláez Barceló, “Rafael Gordon, la conciencia” publicado por Huerga&Fierro editores, dice sentirse deslumbrado por Ouka Leele. Por entonces usted dirigía un programa en Radio Cadena Española, llamado “El balcón de las musas”, que invitó a la artista al programa y la definió como “un angelito delicioso”. ¿Podríamos considerar que fue el inicio de una fructífera, larga y maravillosa colaboración que permanece hasta nuestros días? Cuéntenos en que consistieron sus primeras colaboraciones juntos.
Rafael Gordon. Desde el momento en que conocí su obra, supe que un día colaboraríamos juntos en un proyecto transcendente. Hace más de veinte años que la conozco y su carácter es inmutable. La propuse que trabajara como directora artística en mi película “Héroes y Heroínas”. Un alegato contra la droga que consideraba necesario hacer. No pudimos culminarlo por impedimentos necios y burocráticos.
Es usted una artista que diversifica el gusto, muchos son los soportes diferentes que utiliza, dentro de la reflexión estética que todo artista se hace, ¿piensa que la fotografía le ha dado más posibilidades que cualquier otro apoyo? Háblenos de la serie “Peluquería” y de lo que supone vista con el paso del tiempo.
Ouka Leele. La fotografía en su día, en mis comienzos, fue una gran herramienta que me dio la posibilidad de crear un lenguaje muy mío, muy conectado con mi contemporaneidad y adelantado a toda la era digital que luego vino. Creo que alucinaba a quien lo veía y lo sigue haciendo. Son imágenes muy rotundas, verdaderos iconos. Lo puedo decir ahora con el paso del tiempo, tiempo que me ha dado seguridad y capacidad para decir esto. Yo he sido muy tímida e insegura a pesar de la fuerza que aparenta mi obra.
Peluquería era una serie de retratos de personas que portaban algo sobre sus cabezas, como si sus pensamientos pudieran manifestarse externamente. O como coronaciones de extrañas santidades adquiridas por cada personaje. Todas las sesiones de fotos eran muy divertidas. Luego venía la parte de pintar las fotos que habían sido tomadas en blanco y negro y convertir cada gris de la foto en un color vivo que, combinado con los demás, originaba una armonía que hacía de la contemplación de la imagen un placer inigualable. Siempre la belleza asomando por alguna grieta, siempre la belleza acompañando hasta lo más atroz.
¿Qué opinión tiene de las fotografías en blanco y negro, pintadas a mano en color de la serie “Peluquería”?
Rafael Gordon. “Peluquería” es una genialidad. Una manera de llamar a la puerta de la cultura española, que se le abrieron a Ouka Leele, de una forma automática, gracias a su original creatividad. En “Peluquería” consiguió unificar artísticamente sus dos pasiones la pintura y la fotografía.
Podría decirle que su arte lo es en estado puro por la capacidad que tiene de competir en expresividad con la pintura, el cine, el mundo publicitario y la creación digital. ¿Qué experimenta su cuerpo cuando Rafael Gordon le ofrece hacer “¿La mirada de Ouka Leele”, dándole la oportunidad de la inmortalidad estética histórica en una época en que caminamos hacia lo audiovisual como lenguaje casi único?
Ouka Leele. El cine es una de mis pasiones, por eso mis imágenes parecen escenas de una película. Creo que hacía fotos porque era más fácil y barato que hacer cine. En mis principios pasaba horas con amigos del mundo del cine, en rodajes y coqueteando con el hacer películas. Estuve a punto de hacer una película de dibujos animado, “el bar de la alegría”. Todavía no desisto de hacerla.
Entonces cuando Rafael me propuso hacer “la mirada de Ouka Leele”, no lo pensé dos veces, le dije que sí inmediatamente. Yo iba a embarcarme en una pintura mural de 300m cuadrados, el rodaje durante esos dos años condenada al enorme muro y su gran trabajo físico, fue un alivio. Cada vez que llegaba el maravilloso y entrañable equipo de Rafael a rodar al pueblecito murciano donde yo pintaba el mural, era toda una alegría. Ese rodaje alivió mucho mi carga. Rafael tenía la película en sí mimo y todos confiamos en él. Es un autor, hace cine de autor en estos tiempos y eso es absolutamente loable. Reconozco que en algunos momentos tuve vértigo, me había puesto en sus manos y yo no iba a hacer un papel en el que esconderme, sino que iba a ser yo misma la que estuviera a toda pantalla expuesta al público. Luego pensé, la responsabilidad es de Rafael, es el retrato que él hace de mí, es tal vez su autorretrato, hacer ver de mí lo que de él hay en mí. Me impresionaba que no quería nada de organizar reuniones con otros artistas o amigos y rodar. Pero no, me fue desnudando poco a poco, dejándome sola, esencial, yo, a pelo, sin máscara, sin maquillaje… Y qué razón tenía. Desde luego ponerte en manos de Rafael es asegurarte de que no te verás nunca sumergida en ningún lugar común.
¿En qué momento vio usted que haría una película sobre Ouka Leele? ¿Tuvo algo que ver la casualidad y el azar de compartir, no solo gusto estético, sino “la espiritualidad más sencilla”? ¿Cuánto tiempo dedico a pensar, proyectar y ponerse a rodar “La mirada de Ouka Leele?
Rafael Gordon. Evidentemente la obra de Ouka Leele, es figurativa, y por tanto facilita la posibilidad de llevarla al cine. Desde el primer momento, quise hacer una película sobre su trabajo, pero no encontré el leitmotiv para conseguir la continuidad en el largometraje. Cuando se presenta la posibilidad de hacer un mural de dos cientos cuarenta metros cuadrados en Murcia, vi claro que podía hacer un seguimiento con la cámara de su realización, convencido que facilitaría la continuidad dramática en la película. Nos propusimos gravar desde la primera pincelada, hasta su terminación, tardara el tiempo que tardara, Tardamos años en culminar el proyecto, pero fuimos felices cuando el Círculo de Escritores Cinematográficos nos concedió el premio al mejor documental de largometraje, amén de ser nominado por un Goya.
Entrando en el fluir de la película, existen momentos que realmente impresionan. Uno de ellos es aquel en el que alude al bosque como origen de las catedrales, otro aborda temas como la muerte y el tiempo aludiendo que para usted no existen. ¿Podría explicarnos a que se refiere?
Ouka Leele. Yo parto de una hipótesis, la de que el tiempo no es lineal sino redondo. Y los físicos dicen que en un círculo infinito su línea, la línea de ese círculo sería una recta infinita, paradójico, ¿no? Pues así el tiempo, si el tiempo es Dios, el tiempo es infinito. De ahí desarrollo otra hipótesis y es que las pinturas de las cuevas, las de Altamira, por ejemplo, son del futuro. Es decir que, también y por qué no, todos los tiempos transcurren a la vez, si esa línea la convertimos en una espiral infinita. O sea que nosotros ahora mismo podríamos estar en un punto de la espiral que coincida justamente con un punto de tiempo de otra vuelta de la espiral en que Marco Antonio besaba a Cleopatra…
Cuando voy al museo del Prado, no me siento viendo algo del pasado, me parece todo futurista, y mucho mejor conservado que lo de mis contemporáneos. El descendimiento de Van der Weyden, es una obra en 3d.
Volviendo una vez más a su libro, “Rafael Gordon, la conciencia”, cito textualmente sus palabras:” Entendí que el cine no es un intento manipulado de hacer arte. El cine es vida en movimiento. Sí la vida, que muestra el movimiento, emana espíritu y dolorido sentir, tendremos una obra de arte en sí misma, sin trucos preconcebidos”. ¿Cuánto existe de lo esencial de estas palabras en su película?
Rafael Gordon. Estoy plenamente convencido de que Ouka Leele es en sí mismo, una obra de arte en todas sus facetas… Belleza, espiritualidad, valor, capacidad de trabajo. Creo conocer su capacidad de crear, pues no solo hemos realizados juntos “La Mirada de Ouka Léele”, tenemos otras realizaciones como “Ouka Leele Inédita” coincidiendo con una exposición antológica con motivo de su premio nacional de fotografía. “El Jardín Metafísico “realizado en relación con el Premio de la Comunidad de Madrid. “Banquete Cruel” una colaboración con el Círculo de Bellas Artes. “La Menina Ingrávida” una a creación sobre las Meninas, petición del Museo del Prado. Ouka Leele es un crisol inagotable de creatividad. En ella están todos los referentes del arte, desde las cuevas de Altamira a Salvador Dalí. ¡Larga vida querida Bárbara!
Cuando observo las imágenes en su película, cuadros, fotografías, performances, escenografías para operas, lecturas poéticas etc. en algún momento me topo con la ternura, en el todo o en alguna de las partes, incluso en el rezumar de la esencia de las mismas. ¿A qué cree que es debida la magia que logra en sus expresiones artísticas?
Ouka Leele. Desde que nací me han preocupado, ocupado, obsesionado, algunas cosas. Por ejemplo, la esencia y el amor. Me recuerdo muy chiquitita pensando en la esencia y en el respeto por la esencia de mí misma como si fuera un perfume valiosísimo. El amor como verdadera ciencia y la solución a todo lo humano vino ya más al llegar a la adolescencia. Si hubiera nacido en la India me hubiera gustado poder ser gurú y poder contarles estas cosas a mis devotos. pero… he nacido en España. Entonces en mi obra hay mucho de mi esencia, pero también mucho de lo que es el mundo que me rodea, a veces entiendo muy bien las pinturas negras de Goya. Pero creo que aquí hemos venido cada uno a cantar nuestra canción. Y si no la cantamos o mal cantamos las de otros o las que otros quieren que cantemos, andamos mal. Entonces la ternura es uno de los ingredientes de mi perfume esencial.
¿Tuvo alguna dificultad para entrar en el universo intimo creativo de la artista a la hora de plantearle temas dolorosos para su película?
Rafael Gordon. Ouka Leele conserva una autonomía psicológica muy honda. Pero al mismo tiempo, intenta abrirse al mundo, tanto en la amistad como en sus sensibles libros de poesía.
La dedicación que tiene con las personas a las que concede buena parte de su tiempo y sobre todo su implicación en múltiples causas sociales con las que colabora, ¿forman parte de su agradecimiento por los dones que la naturaleza ha depositado en usted?
Ouka Leele. Bueno… creo que mi obligación habría de ser más dedicarme y ocuparme de mis dones que de los demás, pero no puedo evitar ocuparme cuando alguien me lo pide. Buscamos mucho fuera cuando hemos de ocuparnos de lo que realmente somos cada uno. Pero Dios mío, hay tanto sufrimiento… Yo no me intereso por las noticias, no leo periódicos, no veo, la tele… No creo que podamos cargar con todas las guerras y atrocidades que suceden en la tierra si no vamos a mover un dedo por ellas. Pensar en lo atroz no es una buena idea. Si hay algo atroz y podemos ayudar, hemos de hacerlo, pero regodearnos en todo lo que sucede feo, malo, cruel, o perverso, es una costumbre masoquista. Si alguien te pide ayuda y puedes dársela, es lo mejor que puedes hacer, siempre y cuando no suplantes a esa persona. Ayudar ha de ser ayudar a que esa persona pueda valerse por sí misma.
He hecho proyectos de solidaridad y uno de los más fuertes sobre un relato de Caddy Adzuba, basado en una realidad que es el terror de los terrores, lo he hecho porque ella me miró a los ojos pidiendo ayuda. De ahí salió, ¿el cortometraje PourQuoi? y la exposición Un banquete Cruel,sobre la que Rafael Gordon ha realizado un bello e impresionante cortometraje.
Salí, extenuada, aunque satisfecha porque de ahí surgió la candidatura de Caddy Adzuba al premio Príncipe de Asturias que finalmente le fue otorgado, entre otros, y que creo que fue de gran ayuda para ella que estaba amenazada de muerte, le pasó una bala por encima de la cabeza, dos veces. Entonces la visibilidad internacional creo que la protege y el dinero recibido por los premios supone una ayuda importante.
Mi extenuación me hizo pensar que mi canción tenía que volver a la ternura, a la belleza, que mi verdadera revolución, revolución que todavía creo que no he llegado a realizar, ha de ser muy ligada a la belleza y al espíritu. Por eso me zambullí nada más acabar este trabajo en un viaje fotográfico por Asturias, sus bosques, sus mares… Y quedó plasmado en el libro y en la exposición “a donde la luz me lleve”. Toqué fondo y quise volver a alzar mi canto como un pájaro. Y después vinieron las alfombras “Simorgh” que para mí ya va siendo un trabajo dedicado a la belleza, y esa belleza la puedes sentir, pisar, oler meditar sobre esas alfombras benditas. Y no creas, pero… todavía hay ahí un proyecto solidario con las mujeres de Afganistán que las han tejido. Han hecho un trabajo precioso y mira que, en la distancia, hemos llegado a una conexión increíble. Las alfombras tienen la fuerza y la vida de cada uno de mis trazos
Dígame que es lo que más llama su atención de Barbara Allende Gil de Biedma.
Rafael Gordon. Bárbara es una máquina de aprender. Admiro su voluntad de hierro, su capacidad de trabajo y su belleza. A lo largo de un solo día, su inteligencia y la hermosa expresión de su rostro, siempre nos regala un momento digno del “quattrocento italiano.”.
En una ocasión escuche su anhelo de prescindir del soporte material en sus creaciones, para llegar a los demás de manera intangible. ¿Lo va consiguiendo? ¿Va por buen camino?
Ouka Leele. Y en esa búsqueda estoy, hacer más con menos, expresar lo máximo con lo mínimo, traer lo intangible y que a través de mí se manifieste sobre un papel.
Y si pudiera hacer arte solo con mi mirada, lo haría. Es decir, te miraría y te sentirías sana. Sin hacer nada, sin hablar, sin que lo supieras casi. El arte es la medicina. Convertirme en una batería, en un faro. Entrar en un lugar sin decir nada, sin hacerme notar y que las personas notaran más alegría, más energía, sin saber por qué… Ser arte, ser flor.
Charo García Diego
Charo García Diego (Salamanca 1961) es Pedagoga, Socióloga y Psicóloga Social. Organizadora, coordinadora y difusora en los medios de comunicación de actividades culturales desde 1990 en España. Desde sus inicios universitarios, estudia, investiga y escribe crítica de cine. En su currículo consta la organización de diversos festivales de cortometrajes y la semana de cine independiente español. Promueve encuentros entre narradores, poetas y músicos. Sus intereses giran en torno a la difusión de culturas transversales, multipluridisciplinares y versátiles que aporten enriquecimiento formativo a las nuevas generaciones.