Con la mirada intrigada por este triunvirato de palabras marcadas en la puerta del baño de un bar punk, de esos atrapados en una atmósfera de tabaco berlinés, agregué una nueva palabra a mi vocabulario en alemán: “mullern”, que quiere decir pintar con aerosol en las paredes. Mear, graffitear, chupar y, supongo, repeat. La generalización de un estilo de vida definido en un pseudo-haiku de tres palabras.
En Berlín el ‘street art’ conforma un paisaje habitual. Se resalta en los amplios espacios que ofrecen los grandes murales de las viviendas como así también en los grafitis que acarician los vagones del metro o las frases que se inscriben en lo alto de los edificios. La pared lindera del Friedrich-Ludwig-Jahn-Sportpark en el Mauerpark ofrece a los artistas un lienzo móvil cada fin de semana. Los murales de Jesús Cruz Artiles, el artista dominicano mejor conocido por su pseudónimo “Eme Freethinker” se renuevan allí cada domingo -siempre y cuando el tiempo lo permita. Cuando le pregunté por qué Berlín en entrevista, me contestó sencillamente “por el arte, y lo que quiero, lo que persigo”.
‘Eme’ Llegó a Alemania hace unos 6 años, sin hablar casi el idioma, a ayudar a su ex, que venía de Freiburg. Su madre tenía una enfermedad terminal con la que duró poco más de un año de vida. “Tuvimos una buena relación ahí con la suegra, porque ella era maestra, era activista, con inmigrantes. De los mejores regalos fue parte de sus libros”. El problema es que ahora no tiene espacio para ellos en el piso que comparte con otros dos compañeros. El cariño que les tiene se delata cuando se tiene que desprender de ellos: “prestar un libro es como prestar un encendedor casi, son como imanes que no vuelven”.
Nos encontramos en un café sobre la Oderberger Straße al lado de una escuela de teatro en que pintó paredes a lo largo de los años, a unos metros del concurrido parque donde los restos del muro que dividió la ciudad por más de treinta años están a disposición de las rayas de aerosol que quieran dejar grabadas los artistas y que, en verano, se llena de ciudadanos compartiendo unas cervezas, jugando básquetbol o pasándose un porro en un ambiente lleno de música.
“Lo primero que yo pinté acá en este muro [Mauerpark] fue un gorila. Estaba de visita en Berlín. Era en invierno. O sea, había caído nieve. Y yo dije tengo que pintar aquí el gorila en Berlín, porque no sé si vuelvo. Lo pinté un par de veces más así. Y una vez me dijo uno ‘ey, pero eso es racista’. Y yo dije ‘bueno, ya, esa es tu percepción’. O sea, por ahí y estaba hablando por ignorancia. Él no sabe siquiera ni qué significa eso para mí. Yo no pierdo mucho el tiempo tratando de educar a una persona ya adulta. A mí sí me interesan los niños o los jovencitos que todavía pueden cambiar un poco”.
“Elegí Eme porque era, o sea una ‘M’, la abreviatura de Mono”
“Yo tengo dos hijas. Las dos tienen super afro. A la más pequeñita, hace cuatro años, empezaron a hacerle bullying en la escuela por el cabello. Si yo quiero decir algo, si no lo puedo decir con la voz lo puedo expresar con la pintura”. Le habló a su hija desde el arte del spray. Pintó una chica con un super afro debajo de un puente, en un túnel en Wedding. “Era super grande y lo pinté especialmente para ella”.
“Por suerte últimamente hay un crecimiento en el interés de los jóvenes por sus raíces, o sea están abrazando más sus raíces africanas. Porque en Dominicana, no sé ahora, pero una joven con el pelo afro (que es lo más normal para nosotros) no podía tener un trabajo en una oficina. Tenía que alisarse el pelo, o sea quitar su esencia. Y eso es para mí algo totalmente abusivo. Y el uso de las cremas para blanquearse un poco la piel es algo increíble”.
“Yo estaba involucrado con el mundo del hip hop desde hace 20 años, en el underground de mi país”
Eme se empezó a quedar en esa línea: “Realmente yo pintaba de todo. Pero sí me he enfocado mucho en mi herencia afrocaribeña por varias razones que son personales. En Dominicana, la migración que tenemos haitiana es grande. Y es innegable el racismo. El rechazo hacia el inmigrante haitiano es más por su color que por otra cosa. Por el color y por el estatus social”.
Según Eme, las raíces africanas en la cultura de República Dominicana son indiscutibles, como al escuchar los tambores en la música o sentir las especias en la comida. “De hecho aquí, cuando llegué a Berlín, encontré un lugar donde puedo comprar los ingredientes para hacer comida dominicana, y el lugar es un afro-market”.
“Las habilidades de la carencia”
En Berlín también encontró mejor material y espacios. Aquí, además de paredes libres, encuentra marcas que no tenía en Dominicana. Cuenta que allá se las ingeniaba con pintura en spray para bicicletas. “Así que nunca podía perfeccionar mi estilo”. Además, usaban el ingenio para modificar las caps (las boquillas de la lata). Tomaban las astro (las estándar) y las cortaban un poco para poder hacer líneas más gruesas; o tomaban una aguja, la metían en el agujero de la cap y la cortaban para crear un skinny (los difusores más finos). Me lo resume como “las habilidades de la carencia” con una pequeña mirada de sabes-a-lo-que-me-refiero mientras mezcla azúcar en su té verde.
“E imagínate, cuando llegué aquí encontré caps especiales. De hecho, ese es un motivo por cual yo pinto mucho. Yo pensaba en mis amigos, en que cualquiera de mis amigos si estuviera aquí, si tuviera la oportunidad estaría haciendo lo mismo. Porque nosotros crecimos en la carencia y con el sueño de poder algún día así. Encontrar una pared que fuera libre, que puedas ir y pintar, uhh”.
Los inicios de Eme Freethinker
Jesús es rapero, grafitero y dominicano. Nació en 1973 en la capital del país insular. De niño, fue a la Escuela Nacional de Arte de Santo Domingo, aunque solo por un año. El cargo económico de su escuela y la universidad de sus hermanos fue mucho para la billetera de sus papás. Así que cursó el semestre de dibujo y un poco de pintura, y se salió.
“Pero lo que aprendí lo aprendí en la calle. Empecé a ser ayudante de un pintor famoso allá en el barrio. Yo limpiaba las brochas, veía la técnica y eso. Después empecé a dibujar. Dibujaba mucho en un cuaderno. Me gustaban muchísimo los cartoons. Hice un par de historietas yo mismo, pero era como para mí. Eso se perdió”.
“prestar un libro es como prestar un encendedor casi, son como imanes que no vuelven” Eme.
“Entonces empecé también a hacer tags de grafiti. Porque todos mis amigos del barrio hacían tags. O sea, lo que es el bombing”. Me señala ejemplos, que en Berlín no faltan. En la jerga grafitera, los tags son las rayas que deletrean nombres por toda la infraestructura de las ciudades. El bombing requiere cubrir tanta superficie como sea posible, usualmente con tags o throw ups, que suelen tener una forma rutinaria y definen el logo de un grafitero en competencias en un territorio. “Elegí Eme porque era, o sea una ‘M’, la abreviatura de Mono”, como le decía su hermana.
“Mi mamá tenía muchas plantas en el patio y en el frente de la casa. Teníamos plantas de Guanábana. Que no sé si tú sabes lo que es. Es una fruta increíble. Mango también, almendras, guayaba. Y yo estaba ahí toda la tarde encima de los árboles, así que mamá siempre me tenía que llamar para comer y eso”. Entonces su hermana lo llamaba mono, “Y yo me cogí una cuerda, yo me enojaba muchísimo porque ya los amiguitos en el colegio me empezaban a hacer bullying como mono”.
Al hacer bombing con sus amigos, competían por quién tenía el tag más largo. Casi todos hacían tags de cuatro o cinco letras, pero él se alargó el pseudónimo. “Y por ahí viene lo de Freethinker”.
Sobre Will Smith y la guerra en Ucrania
El mainstream ha girado la mirada hacia el arte de Jesús en un par de ocasiones en los últimos años. La última fue por una caricatura que mimetizaba la cachetada de Will Smith a Chris Rock en los premios Oscar a modo meme.
“Fue algo super espontáneo. Eran las dos o tres de la tarde, y dije voy al parque. Fui y lo pinté rápido en dos horas. Lo hice entre lo funny y ponerte mensaje. Porque bueno, a alguien le va a llamar la atención y van a leer el mensaje. Pero casi nadie leía el mensaje. Solamente veían el dibujo. Y eso a mí me enojó un poco. La gente no lee. Alguna gente me comentaba así ‘tu estas enalteciendo la violencia’ y eso. O sea, que no leen en verdad porque lo de la acción solamente lo hice como hook. El mural en verdad nada tuvo que ver con la acción del uno ni del otro”.
Recuerda cuando pintó un mural preguntando si los BIPOC son refugiados de segunda clase y le llegaron comentarios como “Ey, los refugiados de Ucrania sí vienen con papeles y no vienen a través del bosque”, insinuando que todos los demás refugiados son ilegales. “Ni siquiera se detienen a pensar en que son humanos también que están tratando de huir de una guerra. Porque, o sea, si alguien duda o dudaba del privilegio de ser rubio y de ojos azules acá, creo que esta situación con Ucrania es una galleta en su cara. Para mí es algo increíble que el corazón le toque a la gente de recibir a refugiados. Pero joder, ¿por qué no es así con los sirios? Yo no digo ‘quitenles los privilegios a estos’, pero dénselos a todos”.
Eme plasmó su opinión sobre la guerra en Ucrania un par de veces “y fueron mis últimas impresiones sobre esa situación”. La primera vez pintó dos niñas. Una con la bandera de Ucrania y otra, con la de Rusia. Eme Freethinker se posiciona en el conflicto desde la paz con el lema “Stop the war”. “No me importan los términos. Yo nunca me he querido posicionar en el conflicto como ‘Stand for Ucraine’”.
Organizó un grupo de grafiteros para pintar el mensaje de paz, “más allá de poner su nombre”. Les pidió que no pongan mensajes de odio hacia los rusos. “Los ciudadanos no tienen nada que ver con lo que hagan sus malditos Gobiernos”.
Llamó la atención y una organización por la paz le pidió que hiciera otro mural. Se puso manos a la obra y dibujó a un niño, que podría ser ruso o ucraniano, sobre un fondo cubierto, de un lado, por banderas rusas y, por el otro, de banderas ucranianas. Al día siguiente, el niño y las banderas rusas estaban borradas. “Solamente dejaron las banderas de Ucrania. Y me pusieron unos mensajes en ucraniano que yo no me tomé la molestia de traducir”.
Eme de rapero
“M de métal, M de mono. En el barrio era el único que podía escuchar métal y hip hop al mismo tiempo. De repente veían que estaba vestido así super hip hop, pero estaba escuchando Iron Maiden”.
Jesús es una biblioteca de música y una enciclopedia de las vidas de sus autores. Puede hablar por horas de la vida de MF Doom, la historia del hip hop y de los Brooklyn Nets, que son su equipo de básquetbol favorito y “el equipo de básquetbol del hip hop”. Eme Freethinker es un ejemplo paradigmático de la conexión entre el hip hop y el dibujante.
“Yo estaba involucrado con el mundo del hip hop desde hace 20 años, en el underground de mi país, que era bastante bueno. Siendo underground en Santo Domingo le abrimos conciertos a Lauryn Hill, a Living colour. O sea, tuvimos como mucho éxito. Ha cambiado mucho, como en todas partes. El hip hop es la voz del barrio. Pero ya vinieron todas las letras misóginas, sobre drogas solamente. Diciendo yo soy el problema y me va muy bien siendo el problema”. Jesús se lamenta sobre el camino que ha tomado la música desde la popularización de un reggaetón patrocinado por el narcotráfico.
Por más de que la pintura siempre ha sido su forma de escaparse de todo, reconoce algo en el alcance que la música tiene hacia la gente. “Yo creo que la música, de todas las artes, es el arte más poderosa”. Sin embargo, pasó los últimos dos años sin escribir un verso luego de una experiencia que lo dejó dormido; “estaba actuando como un zombie”.
“Por ser de donde soy, he tenido muchos golpes en la vida, como la muerte de mi madre, la muerte de mi padre, la muerte de mis dos mejores amigos; me ha hecho muy fuerte. Nunca nada me paró. Yo me motivaba más a hacer más música. O sea, a mi mejor amigo, con el que yo crecí, fui al colegio, con el que empecé mi primer grupo de hip hop, lo mataron, lo asesinaron. Ni eso me paró. Me motivaba a escribir más”.
Cruzar caminos de vida con una persona “con un trastorno psicológico feo” lo frenó. Logró lo que nada había logrado en mi vida. Separarme del hip hop, casi perder mi esencia de quién soy. En la música, en el hip hop, me estancó”. Por primera vez en su vida, no escribió ni un verso. “No había pasado nunca”.
Luego de mucho trabajo personal, ahora está grabando un nuevo álbum en el estudio de grabación que su compañero de piso tiene en el departamento y a veces participa de las actividades de Nómadas BRL, un grupo de rap en español en Berlín.
El futuro de Eme Freethinker
“Aquí en Berlín, esto es medio paradisíaco. Para todos, porque Berlín es super open minded. Quizás eso es una de las cosas por las que me he quedado más acá”.
Pero Jesús realmente ya había encontrado su paraíso antes. Cuando fue por primera vez a Puerto Plata, la ciudad al norte de Dominicana, de la que venía su mamá, “yo dije bueno, alguna vez yo tengo que vivir acá”. Allí estuvo los últimos doce años antes de venir a Alemania. Lo describe como más bonito, barato y sin tantos resorts puestos para el turista “Y me vuelvo ahí. Si voy a morir en algún lugar va a ser ahí. No he encontrado ningún sunset igual”. Mientras tanto, seguirá pintando los domingos en el Mauerpark y una que otra pared fugaz al impulso de olas sonoras.
“Yo no soy alguien que esté haciendo esto por hobby. Esta es mi vida, es mi pasión. Lo que voy a hacer hasta que me muera. Y lo voy a hacer sobre todo para mí y algunos de los míos”.