Néstor Barbitta es muchas cosas pero principalmente es un fotógrafo argentino que vive desde 2019 en Berlín. Con casi veinte años de experiencia en el rubro y con la fotografía documental, conocer los Drones le hizo cambiar muchas cosas, probablemente la más importante haya sido el punto de vista.
Dice que la primera vez que vio a un Drone fue en el año 2016 sobrevolando Avenida Figueroa Alcorta cerca del MALBA, (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires). “Después, un amigo me mostró el que se había comprado, parecía un ventilador con luces de colores y una cámara GoPro”, dice Barbitta a quien la fascinación por esta nueva tecnología le pegó casi de inmediato.
“El Drone es un vehículo no tripulado, por lo que tenés que conocer las normas y límites que tiene”
El viaje inaugural
A los pocos meses se compró el primero. La ansiedad era tan grande que ni bien llegó a la casa lo probó en el living. “La segunda vez que lo levanté para probarlo se descontroló un poco y me hachó una campera nueva de North Face que tenía” (ríe).
A pesar de ser conocedor de las nuevas tecnologías, a Barbitta no le fue fácil dominar por completo a la máquina en un primer momento. Esto demuestra el porqué de la preocupación de las autoridades en Europa y el mundo por regularizar el uso de los Drones y, en especial, el de expedir una licencia para poder manejarlos.
“Según el peso del Drone, hasta 250gr no necesitás licencia pero todos tienen que registrarlo como si fuese la patente de un automóvil”, comenta Barbitta, “El Drone es un vehículo no tripulado, por lo que tenés que conocer las normas y límites que tiene. Así como no podés subirte a la autopista con un e-scooter, el Drone tiene también sus regulaciones. Cuando abrís la caja, lo primero que encontrás es una hoja que te advierte de todo esto”.
El Drone sabe quien lo maneja y puede ser bautizado por el usuario. “Yo siempre le pongo nombres de personajes de Star Wars. Los primeros fueron R2D2 y otros del lado de la luz, pero se averiaban con facilidad, por lo que decidí comenzar a bautizarlos con nombres del lado oscuro y ya no hubo problemas.” cuenta Néstor quien seguramente la merma de accidentes haya tenido más que ver con un aprendizaje y experiencia del conductor que con la Fuerza de los Siths… aunque uno nunca puede estar seguro.
“Si el Drone no se escucha no te das cuenta de que está. En la calle, con un el ruido de los autos, difícilmente te vayas a dar cuenta”.
Los límites de la privacidad con el Drone
Entre el 19 y 21 de diciembre de 2018, sucedió un hecho inédito en el aeropuerto londinés de Gatwick: durante dos días sobrevoló sobre la pistaun Drone que obligó a despejar el aeropuerto y bajar todos los vuelos hacia y desde Gatwick. Luego de varios días de investigación, la policía local no pudo dar con él o los responsables; y el Drone nunca volvió a aparecer.
“Hoy sería casi imposible que eso suceda”, comenta Barbitta recordando el incidente, “los Drones hoy vienen con un sistema de bloqueo que tiene registrado los aeropuertos en todo el mundo impidiendo que puedan ingresar. Se paran solos en el aire como si hubiese un campo de fuerza”.
También existe la posibilidad de desactivar esa función del Drone de poseer los conocimientos técnicos o de armarse uno propio comprando partes.
“Con el Drone te sentís impune”
El Drone, entre el vouyer y la ténica
A la hora de filmar, los drones son una opción muy económica para tomas aéreas. A la fotografía le da un punto de vista novedoso “te da una visión mezcla entre vouyerística y satelital, quizás divina.”
¿Te sentís omnisciente con el Drone? “No porque lo choqué varias veces, (ríe), pero sí impune. Si el Drone no se escucha no te das cuenta de que está. En la calle, con un el ruido de los autos, difícilmente te vayas a dar cuenta”.
El punto de vista entonces cambia mucho más, no solo por el lugar desde el cual uno puede observar sino porque las personas no son conscientes de la presencia del observador.
“Es interesante antropológicamente, me iba a la playa en Mar del Plata a ver cómo se comportaban las personas en grupo”. Las relaciones que se pueden encontrar en este tipo de fotografía son novedosas y atractivas. “Una de las fotos de la playa se la vendí a una señora que se puso a buscar cuántos mates encontraba”.
“La segunda vez que lo levanté para probarlo se descontroló un poco y me hachó una campera nueva de North Face que tenía” (ríe).
Barbitta usa Google Maps para encontrar nuevos lugares y espacios a fotografiar con el Drone. “Tengo una lista que se llama ‘Lugares interesantes para Drone’ con pins en todo el mundo”. Esta lista, que según dice no tiene problemas en compartir, la va haciendo a medida que transita el espacio desde abajo en escala humana. “Cuando iba en el tren en Argentina pasaba por algún lugar que me llamaba la atención como pudiera verse desde arriba y me lo anotaba en la lista”.
El trabajo del fotógrafo es el de buscar constantemente aquello que está afuera pero que se resignifica a través del punto de vista particular. “Una de mis primeras fotos con Drone que me seleccionaron para un concurso era del desierto en Atacama. En la muestra, había una señora que estuvo mirando mi foto por un buen rato, primero de lejos y luego de cerca; ‘pensé que se trataba de un entramado de telas, pero cuando me acerqué me di cuenta de que eran tumbas’ me dijo”. El punto de vista lo cambia todo y con estas fotografías aéreas de gran tamaño, se resignifica también el formato analógico. “En las redes o formato digital es muy difícil darse cuenta de los detalles de las fotos tomadas con el Drone”, dice Néstor Barbitta.
Si quieres conocer más acerca de las fotos con Drone de Néstor Barbitta, puedes ingresar a su sitio web https://nestorbarbitta.de o cuenta de instagram @nestorbarbitta.