El primer tranvía eléctrico del mundo comenzó a andar el 16 de mayo de 1881 y fue construido por Werner Siemens, cuyo apellido hoy sigue siendo un gigante del mundo industrial. Con lo que en la época se podía comprar medio o un litro de cerveza, se podía realizar un viaje en el Elektrische Straßenbahn Groß-Lichterfelde.
El primer tramo era desde Groß-Lichterfelde (lo que hoy conocemos como la estación Lichterfelde Ost) y el Preußische Hauptkadettenanstalt (hoy Bundesarchiv), en el sureste de Berlín, a unos metros del Treptower Kanal. La ubicación del tranvía tan fuera del centro tenía su motivo justamente en ese hecho: era una prueba que no debía afectar a los acomodados en Mitte, zona en la que Siemens propuso construir originalmente y a la que tuvo que renunciar tras protestas de los habitantes y trabas del Gobierno, el cual cedió a su idea si la hacía fuera de la capital. El Gobierno le sugirió aprovechar los restos de las vías que fueron usadas para el transporte de materiales de construcción para el Preußische Hauptkadettenanstalt, la principal academia militar de Prusia. A cambio del uso de estas vías, los cadetes podrían usar el tranvía de forma gratuita.
Este primer tramo fue un éxito. El tranvía salía doce veces al día entre las 6 y las 23 horas de cada dirección. Desde su apertura, el tramo y los precios variaron con el pasar de los años. En su primera expansión conectó Lichterfelde, Steglitz, Südende y Mariendorf. Los viajes duraban entre 10 y 20 minutos (lo mismo que una tarda en bicicleta) y la velocidad máxima permitida era de 20 kilómetros por hora (la misma que vale hoy para los e-scooters en Berlín), aunque la capacidad era de hasta 40 kilómetros por hora. Los vagones, que eran bastante pequeños, se unieron hasta de a tres por viaje, sentaron entre 12 a 18 personas y tuvieron capacidad para 12 y 20 pasajeros parados aproximadamente.
Un ticket costaba entre 10 y 20 Pfennig dependiendo del tramo y las tarjetas mensuales 8 marcos alemanes (suficiente para dos kilos de café), mientras que el ticket anual se vendía a 60 marcos (lo equivalente al sueldo del mes para muchos trabajadores).
El tranvía eléctrico reemplazó al de tracción animal con el pasar de los años, teniendo su auge en los inicios del siglo XX. Después de la Segunda Guerra Mundial y con la construcción del Muro, el lado Oeste de la ciudad se concentró en la planeación urbana para el transporte en metro y automóvil, dejando a la existencia de tranvías como uno de los tantos contrastes que quedan de la división Este-Oeste en la capital alemana. Los últimos vagones sobre las vías de Groß-Lichterfelde anduvieron en 1930 y fueron reemplazados por Trolebuses y Ómnibus.