El cine de Guatemala pone en evidencia temas profundos del país que hasta la nueva ley de cine no eran comunes en las pantallas. Violencia, las maras, violencia policial, la guerra interna, retos juveniles, prostitución, corrupción, etc., son algunos de los temas que retratan en los filmes que se han ido estrenado en los últimos diez años.
Uno de los primeros films en salir fue “El regreso del Lencho” del director Mario Antonio Rosales, estrenada en el Festival Internacional de Mar del Plata del 2011 que ya ponía en relieve la censura de los artistas callejeros y la corrupción policial y lo que implicaba hacer cine político en Guatemala.
El cine muestra violencia porque en las calles de Guatemala se vive con violencia. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el país centroamericano se encuentra séptimo en la lista de mayor cantidad de homicidios por habitante en América Latina.
Buscando mayores respuestas acerca de los cambios y situación en el cine de Guatemala, Charo García Diego entrevistó a tres jóvenes y prolíficos directores guatemaltecos: Julio Hernández Cordón, director de “Gasolina” y “Te Prometo Anarquía”, ha estrenado sus filmes en los festivales de Locarno, San Sebastián y Cannes, entre otros. Su filmografía es tan prolífica que la Cineteca Mexicana le hará una retrospectiva este año.
César Díaz ha editado varios documentales que se han proyectado en los principales festivales internacionales y en 2019 fue galardonado en Cannes con la Cámara de Oro por su primer largometraje “Nuestras Madres”. Jayro Bustamante, su película de 2015, Ixcanul, fue seleccionada para representar a Guatemala como mejor película en lengua extranjera en los premios de la Academia. Además, fue nombrado en el jurado para el premio al mejor primer largometraje en el 67º Festival Internacional de Cine de Berlín.
“Los temas sociales toman un papel protagónico en el cine guatemalteco. Es un momento crucial en la historia de la humanidad, y por ende el cine se convierte en una herramienta para que nos unamos y juntos superemos los retos que el 2020 nos ha dejado”. Jayro Bustamante.
Charo García Diego: hace poco asistimos a la quema de la Asamblea Nacional guatemalteca. ¿Qué sentimiento se apoderó de ustedes?
Julio Hernández Cordón: Mi sensación es que fueron infiltrados para señalar a los manifestantes como vándalos. Es una práctica común en Guatemala, utilizar pandilleros para realizar destrozos en las manifestaciones y desviar el tema o quitarles legitimidad a las protestas. El Congreso está lleno de gente sin capacidad para legislar por el bien común, más bien son empleados del empresariado.
César Díaz: Una bocanada de aire fresco, la quema de la asamblea es una prueba del malestar profundo de la sociedad guatemalteca y la necesidad de un cambio, se vive un momento de hartazgo que necesita una transformación de nuestro modelo de sociedad.
Jayro Bustamante: En un país como el nuestro, en donde la información es tan poco clara y fidedigna, lo primero que me viene a la mente con estas noticias es “duda”. Después de eso “indignación”, al ver cómo las fuerzas del orden abusaron y encarcelaron a los periodistas, comunicadores y documentalistas que estaban haciendo su trabajo para sacarnos de la duda. Acusando de terroristas a todo aquel que pregunta. ¿Regreso a la dictadura? El tercer sentimiento fue “miedo”, porque es un sentimiento aprendido desde mi nacimiento.
CGD: Películas como, “Gasolina” de Julio Hernández Cordón, “Ixcanul” de Jayro Bustamante y “Nuestras madres” de César Díaz, reflejan de manera descarnada las agresiones que se han producido contra el pueblo indígena, con la recreación de las mismas ¿hacia dónde quieren llevar al espectador?
J.H.C: Problematizar, que la gente se haga preguntas, que ellos decidan acerca del accionar de mis personajes, que cuestionen el país donde viven, que se vea reflejado, aunque eso incomode. Que se reconozca y reconozca que es vivir en un país como Guatemala. Crear memoria visual.
C.D: A la reflexión, a poner al espectador frente a sus propias contradicciones. Cada una de esas películas habla de una visión de la Guatemala de la posguerra, una sociedad rota que necesita reconstruirse. También hay una voluntad de hacernos preguntas sobre el país donde nacimos y crecimos y que duele mucho por el cotidiano que se vive.
B: Desde mi punto de vista, el problema más grande de esta región, es la discriminación institucionalizada, con ella no hay cabida a la empatía, ni al amor. Lo primero, como para cualquier problema social, es estar conscientes de quienes somos y de cómo actuamos, quitarnos la venda de los ojos aunque eso duela. Toda toma de conciencia frente a una realidad oscura es dolorosa, por eso lo rechazamos.
Hay una voluntad de hacernos preguntas sobre el país donde nacimos y crecimos y que duele mucho por el cotidiano que se vive. – César Díaz
CGD: Es sorprendente como observamos que sus debuts en el cine han ido de la mano de las tres películas anteriormente citadas, que gozan de una calidad indiscutible, ¿dónde aprendieron a hacer cine?
J.H.C: En México, estudié en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Es una escuela pública. Las películas que hice en Guatemala fueron más de búsqueda, no son académicas, fue un cine artesanal.
C.D: Yo aprendí en la escuela, pero sobre todo editando películas, viendo los aciertos y los errores de los otros, viendo mucho cine y buscando los mejores colaboradores para cada uno de los proyectos.
B: Yo atribuyo mis inicios a las tradiciones orales de contar cuentos, de ahí me viene el placer. El cine vino a mi vida como lenguaje y técnica haciendo publicidad, comencémuy pequeño a trabajar en una agencia de publicidad como productor audiovisual. El criterio artístico y la especialización del oficio la aprendíen Francia estudiando dirección y en Italia guion.
CGD: En las películas “Polvo” de Julio Hernández Cordón, “La llorona” de Jayro Bustamante y “Nuestras madres” de César Díaz existe una sana intención de mostrar los daños de los dictadores al pueblo, son películas denuncia que desarrollan una particular manera de exponer los acontecimientos, ¿Dónde se encuentra la barrera entre los hechos narrados y la realidad?
J.H.C: Polvo está inspirado en un documental que realicé hace 15 años, acerca de mujeres indígenas buscando a sus familiares en fosas comunes. Supe en ese momento que la guerra y la posguerra no es lo mismo dependiendo tu posición económica y si perteneces a la ciudad. Los que tienen menos son la carne de cañón. Entendí muchas cosas acerca de Guatemala en ese proceso. La guerra fue también un acto de racismo. Polvo es una película acerca de una herida que no cierra. No hay panfleto, ni moral.
C.D: La realidad siempre será la fuente de mi inspiración, pero es únicamente la base, no se trata de reconstruir los eventos, se trata de utilizarla para poder crear ficción, conflicto, drama, narrativa. El cine no puede suplantar a las ciencias sociales o la historia, la vocación del cine es hacer vivir al espectador una experiencia estética.
J.B: En el caso de La Llorona, la intención era crear un espacio dentro de la ficción en donde la justicia pudiese existir. Una especie de catarsis. Nuestra intención era seguir hablando del dolor de un pueblo que no ha sanado pero que tampoco quiere voltear hacia el pasado y resolver los problemas, solo quiere olvidar. Por esto me pareció buena idea utilizar el género de horror, realismo mágico y ficción para abordarlo. Fue como empaquetar el mensaje social dentro del tipo de cine que la audiencia local consume, sin olvidar a la audiencia internacional.
Hemos también, creado una sala de cine independiente, La Sala De Cine, la única en Guatemala, para proponer a la audiencia cine con contenido y cine local. El camino es largo y nuestra labor más que hacer películas se convierte en una tarea de educación para nuestra audiencia. – Jayro Bustamante.
CGD: Creaciones cinematográficas que van mucho más lejos de la denuncia política como “Te prometo anarquía” de Julio Hernández Cordón, “Temblores” de Jayro Bustamante y el documental de César Díaz “Territorio Liberado” poseen una intimidad innata que va “in crescendo” con el trascurrir de las películas, ¿De qué elementos se sirven para crear los perfiles de sus personajes?
JHC: De la gente que conozco, en cierta manera soy un personaje en mis películas, observo mucho a la gente, de las cosas que me duelen y conmueven.
C.D: De todo un poco, de las películas que veo, de la gente que conozco, de los libros, pero sobre todo de mí mismo, el cine es una manera de confrontarse a uno mismo, de conocerse y de poder compartir las interrogantes y las obsesiones con el público. No tengo una manera de crear perfiles, hago grandes historias de los antecedentes de los personajes, casi pequeñas novelas sobre ellos.
J.B: Yo me siento mucho más cómodo trabajando desde historias o hechos reales. En Temblores comencé gracias al testimonio que me dio un “Pablo” y seguí mi investigación conformando un grupo de 22 “Pablos” que me contaron su vida. Todos con los mismos puntos en común, vivían una vida de apariencias para ser aceptados por la sociedad, sin importarles a cuanta gente afectaban con su mentira.
La otra vertiente es la distribución, hay que ser realistas con el país, las personas no pueden pagar el acceso a las salas de cine como si vivieran en Europa o en los EEUU; hay que hacer un trabajo de educación a la imagen para que se pueda tener un gusto por todo tipo de obras cinematográficas y acercar el cine a la gente de una manera que sea accesible económica y prácticamente. – César Díaz
CGD: En sus opiniones, ¿Qué derivas debería tomar el cine Centroamericano para conseguir una mayor visibilidad en las salas de cine de la región y fuera de ella?
JHC: Tener una legislación. El problema es que en Guatemala las leyes no se respetan. Tener fondos de fomento a la creación y exhibición. En otras palabras, que se convierta en otro país. Guatemala es un país de creadores, los mayas son un ejemplo, igual que Miguel Ángel Asturias, Augusto Monterroso, Carlos Mérida, Rodrigo Rey Rosa, Jayro Bustamante, Regina José Galindo, Luis González Palma. La creación no se detiene, hay mucho por exorcizar.
C.D: Hay varios aspectos, uno de ellos es la creación de leyes de cine que promuevan y que financien la producción cinematográfica, pero que no se olviden de la formación de los jóvenes que tienen historias que contar. La otra vertiente es la distribución, hay que ser realistas con el país, las personas no pueden pagar el acceso a las salas de cine como si vivieran en Europa o en los EEUU; hay que hacer un trabajo de educación a la imagen para que se pueda tener un gusto por todo tipo de obras cinematográficas y acercar el cine a la gente de una manera que sea accesible económica y prácticamente.
J.B: Desde mi compañía, La Casa De Producción, estamos muy interesados en fortalecer la industria local, priorizando talentos centroamericanos para trabajar en nuestras producciones. Hemos también, creado una sala de cine independiente, La Sala De Cine, la única en Guatemala, para proponer a la audiencia cine con contenido y cine local. El camino es largo y nuestra labor más que hacer películas se convierte en una tarea de educación para nuestra audiencia.
CGD: En estos momentos ustedes están compitiendo en festivales y concursos a señalar, “Se escuchan aullidos” de Julio Hernández Cordón que ha estado en el Festival Internacional de cine de Gijón, “La llorona” de Jayro Bustamante como candidata a los Oscars y a los Goya, ¿Piensan que los premios son el único reconocimiento posible para una película?
JHC: Es un reconocimiento que te válida. Pero es subjetivo. Lo importante para mí es ver cómo envejece una película y que tipo de diálogo genera con el pasar del tiempo. Si sigue vigente y que aporta.
C.D: El mayor reconocimiento para una película es el público y el dialogo que se puede entablar a partir de este encuentro. Los festivales y los reconocimientos de la industria están muy bien, pero lo importante y el sentido de las películas se los da el púbico.
J.B: El verdadero reconocimiento vine del público, cuando se apropia la película y la defiende. O cuando la película cruza la línea de su función principal y se convierte en una bandera para defender causas relevantes. Este ha sido el caso de la filmografía de nuestro trabajo. Sin embargo, los premios son de mucha ayuda, nuestras audiencias locales están todavía aprendiendo a apreciar lo nuestro y necesitan la validación internacional para despertar su interés.
CGD: ¿Qué proyectos futuros se encuentran
planificando en estos momentos?
JHC: En noviembre del 2021 empiezo la producción de mi novena película, “El día es largo y oscuro”. Es una película de vampiros. Estoy en dos series, inicio el rodaje en abril y termino en agosto, es de Amazon. Estoy adaptando una novela americana para una serie. Es un trabajo por encargo para un estudio.
C.D: Estoy escribiendo una adaptación de los Jueces, una novela de Arnoldo Gálvez Suárez y una película que sucede en Bélgica y en francés.
J.B: La pandemia fortaleció muchísimo nuestro departamento de desarrollo y estamos trabajando en varios proyectos y formatos diferentes a la vez. Por otro lado, una buena parte del tiempo la dedico a los programas de mi fundación, La Fundación Ixcanul, en donde tenemos como misión utilizar el cine como herramienta de aprendizaje para crear cambio e impacto social.
El cine no puede suplantar a las ciencias sociales o la historia, la vocación del cine es hacer vivir al espectador una experiencia estética. – César Díaz
CGD: ¿Quiénes son sus directores de cine preferidos?
Y ¿Sus actores y actrices?
JHC: Me gusta el cine noir, el cine iraní, Buster Keaton, los mavericks gringos en los 70s, Sergio Leone, John Woo, Gus Van Sant, Claire Denis, “Los Santos inocentes” de Mario Camus, Pedro Costa, Lucrecia Martel, “La Batalla de Argel”, “Pixote” de Babenco, “La banda de los Panchitos” de Arturo Velazco, con mis primeras películas me influyó mucho Notas sobre el cinematógrafo de Bresson, son demasiados los directores y directoras que celebro, pero hace mucho que no soy fan de nadie.
C.D: Difícil pregunta, todo depende del momento en que estoy en la vida, Wim Wenders, es alguien que hizo buena parte de mi educación a la imagen siendo adolescente, Pelechin hizo que se me abrieran los ojos por otro tipo de cine, Amat Escalante, filma la violencia como nadie. Y en actores, siempre he querido trabajar con Oscar Isaac.
J.B: No sé si puedo hablar de preferidos ya que soy ecléctico en mis gustos, pero si tengo muy claro quienes me han influenciado. Entre ellos se encuentran Michael Haneke, Lucrecia Martel, Sidney Lumet, Miyazaki, Kurusawa entre otros. La lista de actores es mucho más grande, pero sin duda dos de los pilares más grandes son Marlon Brando y Meryl Streep.
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JHC: Un poema de Humberto Ak´abal, de su libro Tejedor de palabras. ¨Cada uno con su sombra¨: Amanece. El sol se come la neblina y comienza a pintar caminos, árboles, casitas, animales, gentes… Y cada uno le pone sombra.
C.D: La primera vez que le hice casting a Armando Espitia, le pregunté al final de nuestra conversación en qué otras películas habían participado y me respondió Heli. Me quedé pensando, y le dije ¿qué personaje hacías? Me miró a los ojos y me dijo. Pues Heli. No lo había reconocido, fue muy vergonzoso.
J.B: Para provocar un cambio social positivo, creo firmemente en el cambio de mirada hacia el otro. Si logramos ver a los demás sin prejuicios y con empatía, no solo hacemos un paso enorme en contra de la discriminación, sino también reforzamos a los demás, los validamos y les mostramos nuestro respeto. Creo que el cine es una gran herramienta para lograr este objetivo.
Charo García Diego
(Salamanca 1961) es Pedagoga, Socióloga y Psicóloga Social. Organizadora, coordinadora y difusora en los medios de comunicación de actividades culturales desde 1990 en España. Desde sus inicios universitarios, estudia, investiga y escribe crítica de cine. En su currículo consta la organización de diversos festivales de cortometrajes y la semana de cine independiente español. Promueve encuentros entre narradores, poetas y músicos. Sus intereses giran en torno a la difusión de culturas transversales, multipluridisciplinares y versátiles que aporten enriquecimiento formativo a las nuevas generaciones.