El folklore mexicano tiene raíces en la cultura alemana. La Polca, bailada en el norte de México y en Bavaria , o el acordeón, presente en la música de los dos países, llegó al continente americano entre 1846 y 1850 debido a una fuerte masa migratoria alemana al sur de Texas—representando el cinco por ciento de la población—-para después desplazarse al norte de México.
“Existe la necesidad de uno mismo de traer parte de México a la ciudad donde vive” señala Denise. Con este propósito, en 2018 se crea el grupo de folklore mexicano “Folklore México”. Desde entonces, la agrupación ha ido creciendo hasta llegar a once integrantes mixtos: nueve mujeres y dos hombres.
De México para Alemania
Aunque el inicio no fue fácil para el conjunto han encontrado un espacio y un momento de la semana para volver a conectar con sus raíces. “Nos fuimos moviendo y nos ha costado llegar hasta aquí. Desde parques, a la calle, donde sea, donde había un lugar. Nos ha tocado sufrirle” pero ellas se consideran todoterreno, como dice Tere.
Tras horas y horas de ensayo, los integrantes logran conquistar al público que los ve. Desde los más niños, que se animan a imitar los pasos, hasta los más adultos que se paran a tomar fotos o incluso tratan de hablar español. “Solo con el vestuario y como salimos maquilladas llama mucho la atención por los colores. Cuando no conocen, la gente pregunta de dónde somos y qué estamos haciendo. Además, los movimientos de la falda hipnotizan por las formas.”
Paso a paso están logrando representar a México de forma más profesional, por lo que tratan de mostrar todo lo bonito y alegre que tiene su país. Rompen con el esquema tradicional mediante los colores y los movimientos de las faldas para aportar al imaginario de lo que es el territorio mexicano. “Es como un acercamiento y abrir la puerta a que la gente conozca México y no solo esperar a que los demás se acerquen, sino lo que podemos ofrecer. Es la oportunidad para poner a México en otra plataforma para que la gente quiera explorar.”
También son conscientes de la responsabilidad que conlleva ser una pieza representativa de México en otro país. “Cada estado mexicano tiene su razón de porqué el baile es de esa forma y nosotras lo podemos transmitir con el vestuario. Por eso, siempre tratamos de recordarnos que el vestuario es de cierta forma y tratar de tener los accesorios correctos.”
Lo que se inició como un canal de conexión con las raíces mexicanas en Berlín, terminó siendo un gran proyecto donde las ganas por exhibir la diversidad del folklore mexicano no dejan de crecer. Ellas mismas confirman que realmente están transmitiendo la cultura más allá de su necesidad de bailar y la pasión por el baile. Quizá el secreto está en que siempre mantienen la sonrisa y transmiten con alegría que disfrutan mucho el baile.
Sentirse en casa
El ensayo semanal también es un momento de reencuentro con sus orígenes, donde pueden comunicarse libremente, sin un choque cultural en medio, y relajarse. Como señala Yasmin “Venir a este espacio donde todas somos mexicanas y escuchar nuestra música y hablar el idioma es como una forma de regresar a México. A veces salgo de aquí y es como si hubiese estado por un ratito en mi país.”
El espacio de entrenamiento está lleno de alegría. “Un día a la semana nos llenamos de energía, nos reímos mucho. Las horas que estemos aquí, podemos llegar cansadas, agotadas, o sin ganas de hablar, pero estoy aquí y escucharlas hablar español para mí es como un sentimiento de pertenencia.”
Cuando todo este esfuerzo llega al escenario, no solo ellas lo disfrutan, el público mexicano también lo recibe con los brazos abiertos, ya que ellas logran que su identidad no se diluya y, al igual que ellas, se sientan menos lejos de su tierra. “No se trata solo de nosotras, sino del público mexicano que nos ve y piensa “es mi país”. Para ellas se trata también de incluirlo para no olvidar de dónde vienen, ellas al bailar y los espectadores al disfrutar.
Autora: Lucía Pousada Fernández
Edición: Carla Vuyk Loperena
Corrección: Agustina Cruz