Nacer en Alemania es anmeldearse. Si hubiera una segunda partida de nacimiento a tramitar en la vida, ésa sería la Anmeldung: el empadronamiento alemán. Sin anmeldearse no hay visa, contrato de trabajo, cuenta bancaria, registro de casamiento, matrícula universitaria, seguro médico, número de teléfono alemán, licencia de conducir, membresía en clubes deportivos, préstamo de libros en bibliotecas públicas ni tampoco se puede ir a retirar un gatito del refugio de animales. Anmeldeado o no anmeldeado: he ahí la cuestión del recién llegado.
Anmeldearse también significa comenzar a ser parte del flujo incesante de cartas en Alemania, es decir, de las más de 60 millones que se envían diariamente. Se estima que, en el 95% de los casos, estas cartas llegan a destino al día siguiente —aunque desde luego éste no es el caso de Berlín, pues sabemos que aquí la rotación de la Tierra va en sentido contrario. Anmeldearse, entonces, es conocer al rostro del Estado alemán por primera vez, entregarse con pasión a la lotería del humor burocrático y también al descubrimiento de un buzón que no llevaba tu nombre. En fin, anmeldearse es matar al turista y darle la bienvenida al nuevo berlinés.
Cómo hacer el anmeldung
Lo primero que debes hacer al llegar a Berlín es registrar donde estás viviendo, en caso de que tengas pensado...
Read moreNo es difícil el trámite de anmelderase. El problema está en encontrar una vivienda en donde te permitan hacerlo y eso, cuando uno recién llega a Berlín, está complicado. Los afortunados que cuentan con algún redentor que ya vive aquí, bueno, se anmeldean en su casa aunque éste no sea su domicilio y así logran salvarse por un tiempo. No fue éste el caso de Jorge, un amigo que se mudó hace unos meses y tuvo que anmeldearse en un hostal. Me contaba que él lo habló con el dueño, pagó un mes por adelantado y de este modo obtuvo su Anmeldung. «No había cocina ni agua caliente en la ducha, eramos ocho en un dormitorio con la ventana trancada y además costaba dormirse porque al lado del hostal había una estación de tren. ¡Pero logré anmeldearme!», concluía Jorge su relato con la candidez y entusiasmo característicos de quien todavía no ha añorado la luz del sol. Lo que es tener una mentalidad de triunfador en la vida, ¿no? ¡Y después me vienen con Steve Jobs! En un mercado berlinés afectado por la especulación inmobiliaria, el aumento de los alquileres y la falta de vivienda, anmeldearse es también una forma de emprender.
Mateo Dieste
(Montevideo, 1987) estudió filosofía e historia en Berlín, ciudad donde reside desde 2011. Autor del libro “Filosofía del Plata y otros ensayos” (2013). Entre 2019-2020 dictó un curso sobre historia global de la filosofía en la Universidad Humboldt. Ha publicado en Revista Ñ (Argentina), semanario Brecha (Uruguay) y también ha sido columnista radial de tango en Emisora del Sur (Uruguay). Aprecia la Berliner Schnauze y, si bien se mantiene leal al asado y al mate, dice que la vida sin chiles y harina de maíz sería un error. En la ducha puede alternar entre Héctor Lavoe o Rio Reiser.