¿Qué es esa cosa llamada ansiedad? Es la respuesta física y psicológica normal de una persona frente a la percepción de un peligro, se vive con miedo y tensión física, y se remonta a lo más primitivo de la adaptación de la especie. Ante dicha amenaza la persona tomará, de forma genérica, medidas de evitación o enfrentamiento.
Ahora bien, cuando la ansiedad se manifiesta de manera aguda y persistente en la vida cotidiana, estaríamos hablando de una ansiedad no normal o sintomática: unas veces, son miedos respecto a situaciones u objetos concretos (fobias); otras veces, no se sabe bien a qué se teme; bloqueos para hablar, pensar e inclusive moverse; ataques de pánico; obsesiones; temor a estar enfermo (hipocondría); dificultad para concentrarse; taquicardia o problemas para dormir, entre los más recurrentes.
Como se indicó más arriba, la ansiedad normal es por definición adaptativa, es la vida misma, su impulso. No es algo negativo, como suele pensarse. Pero cuando esta tensión se incrementa y sobrepasa determinado monto, llega a un punto de no retorno donde deviene inadaptada y disfuncional. Se trata de una señal de alerta ante un peligro inminente que puede ser fundado o no, y cuya respuesta siempre aparecerá exagerada y terrorífica. Ejemplo: cruzamos la calle y de pronto vemos que un bus se dirige a toda velocidad hacia nosotros. Entonces sentimos ansiedad, se activan los mecanismos de huida y corremos para salvarnos hacia la acera más próxima. Ahora bien, cuando el monto de ansiedad es muy alto, provoca justo lo contrario, uno se paraliza y no atina a cruzar la calle. Este ejemplo resulta del todo drástico, pero fue ideado para una mejor difusión didáctica. Un testimonio real, más moderado, de una persona que entrevisté hace un tiempo fue el siguiente: ella había estudiado muchísimo, sin embargo, se puso tan nerviosa el día del examen que, cuando la profesora comenzó a hacerle preguntas, ella no entendía ni una palabra de lo que se le estaba diciendo, solo veía con dificultad cómo se movían los labios de la docente. Por supuesto que no aprobó, a pesar de saber bastante. Se bloqueó.
El error con la ansiedad es pensar que no tiene que estar ahí y, en consecuencia, se intenta expulsarla de la conciencia, pero la ansiedad vuelve, muchas veces, más intensa. Uno la desaloja y retorna. El síntoma es algo que se repite. Sin embargo, lo que hay que hacer es justamente lo contrario: hospedarla, darle un lugar, sentirla y analizarla. La ansiedad, como todo síntoma, es un mensaje más o menos cifrado. Nos está informando de un desajuste y hay que escucharlo. La dificultad reside en que se presenta desplazado en algún sentido, se disfraza de miedo a cierta cosa cuando en realidad el problema está en otro lado. Por este motivo hay que descifrarlo como si fuera una ingeniosa adivinanza. Siempre se encuentra algo allí.
Próximas entregas: El superyó, Diferencia entre quiero y debo, La costumbre de anotar e interpretar los sueños…