Hombre, masculinidad y violencia aparecen cada vez más bajo la lupa de sociólogos y psicólogos, entre otros, encolumnados detrás del concepto de “masculinidad hegemónica”, un concepto que surge en los años ochenta y que pone foco en la crianza de los hombres y la violencia en la sociedad.
El programa de “Asesoramiento para hombres – contra la violencia”, (Beratung für Männer – gegen Gewalt/Volkssolidarität Berlin), auspiciado por el departamento de justicia en Berlin y liderado por Gerhard Hafner atiende aproximadamente a 300 hombres con problemas de violencia al año.
A través del proyecto “Niño en la mira” („Kind im Blick“) del Servicio Social de Mujeres Católicas (Sozialdienst katholischer Frauen) los especialistas incluyen asesoramiento para mujeres y niños que forman parte de un ecosistema familiar violento. Hafner comenta que a menudo los niños se encuentran traumatizados por los actos de violencia que los afectan y necesitan apoyo, las perspectivas de estos niños son incluidos en los cursos y el asesoramiento para hombres para que este no sea replicado en futuras generaciones. “Tratamos de mostrarles que hay masculinidades alternativas que pueden enriquecerlos en la vida con sus familias”.
¿Qué es la masculinidad hegemónica?
El Dr. Julio César González Pagés, Coordinador General de la Red Iberoamericana de Masculinidades y Profesor de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, explica que “desde pequeños a los hombres se les enseña que para ser hombres deben controlar al mundo; y lo primero que deben controlar son a ellos mismos y a las mujeres que los rodean”. Añade que a menudo estos patrones de conductas son reforzados en espacios donde sucede el proceso de socialización como la familia, la escuela y en la interacción con otros niños durante el juego y es aquí donde la violencia toma el papel protagónico como recurso para ejercer el poder y la dominación sobre otros.
“En Alemania, la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA) reportó en un reportaje del 2019 que el 19% del total de víctimas de violencia de pareja, son hombres.”
En el artículo “Towards a New Sociology of Masculinity” de 1985, los autores Robert Connell ,Carrigan, y Lee acuñaron por primera vez el concepto de “masculinidad hegemónica”, el cual se define como la forma de dominación masculina, al ejercicio del poder y la autoridad sobre las mujeres (y otros hombres).
Este concepto acuñado por Connell evoca al dicho que decían las abuelas de que un “hombre debe ser feo, fuerte y formal” o lo que el sociólogo estadounidense fundador del Centro de Estudio de los Hombres y Masculinidades (Center for the Study of Men and Masculinities) Michael Kimmel explica como “el hombre en el poder, el hombre con poder y el hombre poderoso” al referirse a la masculinidad hegemónica.
El psicólogo Gerhard Hafner, director del centro de Asesoramiento para Hombres contra la Violencia (Beratung für Männer – gegen Gewalt) en Berlín , explica que los hombres viven un proceso de socialización durante su infancia y a través de los medios de comunicación aprenden que los hombres deben dominar, en especial en sus relaciones con mujeres. “Ellos aprenden que ser hombre es no ser suave o tierno. Es este tipo de masculinidad hegemónica es la que los bloquea para tener relaciones sobre bases equitativas”. Agrega que además la violencia es una parte importante dentro de la masculinidad hegemónica ya que contribuye a los privilegios de los hombres en la sociedad.
El tema de la masculinidad también ha sido abordado por los expertos desde contextos donde lo masculino es un valor sumamente exacerbado como sucede en la milicia, los deportes o las fraternidades.
Los sentimientos son cosas de niñas
La periodista Ute Scheub describe el proceso sistemático de las instituciones para lograr la anulación de los sentimientos en un artículo sobre su libro “El Crepúsculo de los Héroes” (“Heldendämmerung”) acerca de la militarización de la masculinidad en Alemania. Scheub explica cómo los sentimientos, percibidos y denunciados como algo femenino, se ridiculizan hasta el cansancio con el objetivo de obtener el control absoluto de la mente y el cuerpo. Durante este proceso se debe suprimir toda empatía y todo sentir, para así personificar al asesino-soldado perfecto sin remordimiento alguno.
En su artículo, “Masculinidad y violencia: aproximaciones desde el universo del deporte”, el Dr. Pagés describe como los hombres, especialmente en la niñez, son presionados para demostrar sus éxitos en la práctica deportiva, provistos y estereotipados en muchas ocasiones, de un aura femenina que inclusive llega a poner en duda la “correcta orientación sexual”. Según Pagés , “Cobarde”, “estás flojo”, “no tienes huevos” son adjetivos que se utilizan para aquellos que no logran vencer sus miedos y se convierten en objeto de continuas burlas y descalificaciones sociales.
Para algunos el grado de violencia puede llegar a ser tal que el suicidio es la única alternativa viable como en el caso del jugador de fútbol Justin Fashanu quien se declaró homosexual en 1990 y se suicidó posteriormente en 1998 tras una acusación de acoso sexual.
En los estudios de género la masculinidad o las masculinidades se entienden como algo que no es estático ni permanente sino que se trata de una manifestación histórica construida socialmente que no emerge de un fundamento biológico sino que es creado por la cultura. Desde este enfoque, los modelos educativos e institucionales que incorporen prácticas que acepten la diversidad de las masculinidades contribuyen a combatir los problemas de violencia callejera y familiar.
La violencia no tiene género
El 38% de los asesinatos de mujeres a nivel mundial son cometidos por su pareja masculina según la Organización Mundial de la Salud y en un panfleto recientemente publicado por la ONU MUJERES se afirma que el 70% de mujeres a nivel mundial han experimentado alguna forma de violencia física o sexual por parte de una pareja.
El hecho de que haya un número mayor de hombres que son perpetradores de violencia no los exime de también ser víctimas de ella. Las estadísticas publicadas por la asociación inglesa ManKind Initiative aseguran que por cada dos víctimas femeninas de violencia doméstica hay una de género masculino en el Reino Unido. En Alemania, la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA) reportó en un reportaje del 2019 que el 19% del total de víctimas de violencia de pareja, son hombres.
Ruth Prieto Arenas
Ruth nació y creció en la Ciudad de México, donde estudió Comunicación. Se trasladó a la ciudad de Nueva York para proseguir sus estudios de fotografía. Hizo una pasantía en el departamento de investigación cultural de Magnum photos. Se graduó del programa de Fotografía Documental y Fotoperiodismo en el Centro Internacional de Fotografía en 2012 en Nueva York. Su enfoque distintivo le valió una beca en la prestigiosa Fundación Magnum para continuar su proyecto a largo plazo “Safe Heaven” sobre la inmigración mexicana a los Estados Unidos. Fue nominada para la Joop Swart Masterclass, preseleccionada en la Lucie Foundation Emerging Scholarship, en el Athens Foto Festival, y obtuvo la Mención de Honor de Fotovisura Spotlight Grant. Su obra se ha expuesto en Nueva York, Francia, España y China.
Ha publicado su trabajo en New York Times Lens Blog, Burn Magazine, Ojo de Pez, Lat Photo Magazine y Univisión, entre otros. Apareció en el artículo “9 Mexican Photographers you need to follow” en la revista TIME.
Ruth se encuentra actualmente en Berlín y frecuentemente (cuando no hay pandemia) viaja a la Ciudad de México.