Diego Maradona había ido a Punta del Este para recibir el nuevo milenio junto a su representante y amigo Guillermo Coppola. 4 de enero 2000 era internado en Punta del Este por hipertensión y arritmia ventricular debido a exceso de consumo de cocaína. Tenía 39 años y gambeteó a la muerte. Muchos creen que debería haber muerto.
Noviembre 25, corrían las 18hs en Berlín cuando me llegó un mensaje de mi viejo “¿Murió Maradona?” La noticia parecía salida de un periódico sensacionalista, pero en seguida los medios mundiales se hacían eco paso a paso y confirmaban la noticia: había muerto Diego Maradona.
Desde un lado casi perverso, uno podría decir que la adicción de Maradona lo enaltece como jugador porque a pesar de los excesos fue el mejor de todos dando mucha ventaja.
Los medios y las noticias se fueron eclipsando ante el fallecimiento del astro rápidamente convirtiéndose en el único tema. No se puede escapar a la muerte de Maradona. “Es tan grande que está en todos lados, como Dios.”, me cuenta un amigo por teléfono. A pesar del shock, lentamente los memes comenzaban a llegar por whatsapp. La mayoría, hacían referencia a lo mismo: su abuso de las drogas.
El mundo sabe dos cosas sobre Maradona, que fue un genio del fútbol mundial y que era adicto a la cocaína. La genialidad con la pelota despertó el amor y el clamor popular que se vio reflejado en la mayoría de los medios mundiales casi rindiéndole homenaje. Desde un lado casi perverso, uno podría decir que la adicción de Maradona lo enaltece como jugador porque a pesar de los excesos fue el mejor de todos dando mucha ventaja.
El abuso de las drogas fueron una constante en la vida de Maradona como así también las controversias de su vida. Los argentinos se dividen en las redes sociales entre aquellos que prefieren recordar al jugador con tristeza y los que no se olvidan de su vida privada y quizás de su parte más humana.
Hay un Maradona para todes:
– El golpeador
– El que se enfiestaba con menores
– El que bancaba a la peores dictaduras de hoy
– El militante menemista
– El que repudiaba a sus hijos no reconocidos— Alejo Schapire (@aschapire) November 26, 2020
Maldita Cocaína
La alarma “Maradona” en el Sanatorio Cantegril de Punta del Este a comienzos del 2000 fue algo que mantuvo en vilo a los argentinos durante dos semanas. Policías y periodistas se mantenían apostados a las puertas del sanatorio con las cámaras apuntando fijas a la habitación de Diego y aguardando con paciencia un testimonio de Coppola, la policía y allegados.
Oficiales de la brigada anti-narcóticos tuvo que hacerse presente en el sanatorio e informar a la justicia. Olfateaban el olor a cocaína. Todo quedó en la nada. Coppola negó rotundamente que el cuadro de Maradona, “crisis hipertensiva y arritmia ventricular”, tuviera que ver con el abuso de las drogas y los doctores jamás confirmaron la versión. La policía, finalmente, alegó que su presencia se debía a querer contener la situación por lo que “genera Diego”.
“Tenía 24 años cuando comencé a tomar cocaína en Barcelona.”
Tuvo dos visitas ilustres que aparentemente nunca pudieron llegar a hablar con él, Enzo Francescoli, leyenda de River y la selección uruguaya y el expresidente argentino Carlos Menem.
Dos semanas más tarde, Maradona viajaría a Cuba para iniciar un tratamiento que le permitiera dejar las drogas. Lo cierto es que, haya consumido o no su salud siguió empeorando con los años.
Un año más tarde, el 10 de noviembre del 2001, Maradona tuvo su partido de despedida en la cancha de Boca, La Bombonera. A Diego nadie podía despedirlo de las canchas pero sí rendirle un homenaje que contó con la presencia de grandes jugadores como el Pibe Valderrama, el alemán Lothar Matthaeus, Higuita, Suker, Stoichkov, Juan Román Riquelme, Carec, entre otros, como así también a la banda argentina Ratones Paranoicos que lo homenajearon con su canción “Para siempre Diego”.
“Yo me equivoqué y pagué pero la pelota no se mancha.”
En el final del partido, Maradona habló desde el centro del campo a una bombonera repleta. Fiel a su estilo, reflexionaba como si le estuviera hablando en privado a un conocido y no a un estadio con casi 60 mil hinchas.
“Esperé tanto este partido y ya se terminó” decía en un momento Maradona, “ojalá que nunca se termine este amor que siento por el fútbol y que no termine nunca esta fiesta, este amor que me tienen… Les agradezco en nombre de mis hijas, en nombre de vieja, de mi viejo, de Guillermo y de todo los jugadores de fútbol del mundo. El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo, eso no le quepa la menor duda a nadie. Porque se equivoque uno no tiene que pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué pero la pelota no se mancha.”
Hace tan solo tres años, Maradona jugaba un amistoso y le daba una entrevista a un programa italiano de “Canale 5”, de la cadena Mediaset. “Tenía 24 años cuando consumí droga por primera vez. En Barcelona. Ha sido el error más grande de mi vida”. Según el astro, la última vez que había tomado cocaína había sido en el año 2004, o sea que consumió durante 20 años.
Los estragos en su cuerpo por culpa de la adicción no se notaban al principio cuando estaba todavía en sus veintis, entrenaba y jugaba en la primera del Napoli. Pero con la llegada de los años 90 todo cambiaría.
Un maldito penal
Los símbolos que identifican a Diego Maradona son el número 10 en la espalda, la camiseta de la selección Argentina, la casaca celeste del Napoli, el pequeño y menospreciado equipo del sur de Italia que se hizo grande con la llegada del Pibe de oro.
En el documental “Diego Maradona” de Asif Kapadia, se dice que Diego se escapó de Barcelona a Nápoles en busca de paz. En el equipo culé no se hallaba y repartía más patadas que gambetas. Pero en la ciudad del sur de Italia encontró otra cosa. Su inocente relación con la camorra hicieron que a Maradona nunca le faltara cocaína en su mesa.
Relaciones extra-matrimoniales, salidas de fiesta de lunes a jueves antes de un partido, hijos no reconocidos y cocaína. Este era el trasfondo de la vida de Maradona mientras se consagraba como el más grande de todos los tiempos en el mundial de México ’86 y lograba dos ligas italianas y la Copa de Europa con el Napoli.
Varios periodistas deportivos en Argentina suelen decir que a los astros se les suele perdonar varias cosas siempre y cuando rindan en la cancha. En el caso de Maradona, Italia y el mundo se rendían a sus pies.
Los títulos más importantes del Napoli son 2 Series, ’86-’87 y ’89-’90 y la Copa de la UEFA ’88–’89,
fueron obtenidos durante la era Maradona.
Ese amor por lo que hacía en la cancha hacían parecer a Maradona intocable. Solo una tragedia cambiaría esto. En el mundial del noventa, Argentina eliminó a Italia, el local, por penales con Maradona insultando a los italianos que silbaban el himno argentino en la previa y la venganza no tardaría en llegar.
A partir de allí todo iría cuesta abajo. Con treinta años, Maradona jugó su último partido con el Napoli el 24 de marzo de 1991 marcando el único gol de su equipo en la caída 4-1 contra la Sampdoria.
“Me cortaron las piernas”
Días más tarde se conocería el doping positivo por cocaína que le valdría 15 meses de suspensión por parte del Comité de disciplina de la Liga Italiana. La pena podría haber sido aún más severa pero el presidente del comité, Francisco d’Alessio, adujo que el consumo de cocaína no mejoraba el rendimiento en el juego.
Maradona volvería a la Argentina y nunca más jugaría en Napoli. Aguardó en el exilio futbolístico hasta que volvió a las canchas en el ’92 de la mano de Bilardo quien por ese entonces dirigía al Sevilla. Luego de tan solo una temporada, volvería a la Argentina para jugar en Newell’s Old Boys de Rosario por un año.
Cocaína, Maradona, Coppola y los noventas
Solo Maradona y la gente que tenía cerca debe saber perfectamente lo que vivió en el ’94. Parecía que Maradona volvía finalmente. El día de su muerte, contaba el periodista Daniel Arcucci en su programa de ESPN que en la previa de USA 94, Maradona volvía a sus bases de Fiorito en un campo de La Pampa alejado de todo, “Se reencontró con su esencia”, dijo.
Su inocente relación con la camorra hicieron que a Maradona nunca le faltara cocaína en su mesa.
Después de dos partidos ganados donde el diez había marcado un gol contra Grecia gritándolo a la cámara y quedando para la historia una vez más, y asistiendo a Caniggia para ganarle a Nigeria, llegó la enfermera Sue Carpenter y se lo llevó de la mano a hacer el doping, algo completamente atípico para un ser de otro planeta.
La historia es conocida, el presidente de la AFA, Julio Humberto Grondona, salió pocas horas después a anunciar que a Maradona le habían encontrado restos de efedrina en la orina, una sustancia prohibida por la FIFA ya que es capaz de ocultar restos de cocaína.
Las teorías y sospechas se hicieron eco hasta hoy en medio del revuelo que fue la expulsión del mundial para Maradona. De entre el dolor por haber entrenado tanto para estar de vuelta en la selección argentina arrojó una vez más otra frase que quedaría para la historia: “No quiero dramatizar, pero creeme que me cortaron las piernas. Me cortaron las piernas a mí, a mi familia, a los que están al lado mío“.
La versión oficial, como indicaba el 24 de agosto el Washington Post, era que Maradona tomaba un suplemente vitamínico que lo ayudaba a quemar grasa Ripped Fast. Luego del primer partido del mundial, ya no le quedaban más y fue entonces cuando su preparador físico personal Daniel Cerrini, le compró otro de venta libre en Estados Unidos llamado Ripped Fuel el cual sí contenía efedrina.
Según Alejandro Wall y Andrés Burgo autores del libro “El último Maradona”, donde repasan el doping de Maradona en el Mundial del ’94, alegan que la FIFA le impuso 15 meses de suspensión a Diego por ser quien era.
Quizás, razón no les falte teniendo en cuenta el antecedente del jugador español Ramón María Calderé quien el mundial de México ’86 había sido suspendido solo por un partido luego de haberle encontrado también restos de efedrina. La causa había sido por un jarabe que había tomado con prescripción de la FIFA. El problema era haberlo tomado menos de 72 horas antes del partido.
De todas formas, todo esto pasa a un segundo plano porque el hecho fue que Maradona fue suspendido por 15 meses. Sintiendo que había perdido la sed de revancha en aquel mundial hizo sentir al mundo que a los treinta y tres años se retiraría del fútbol, pero antes le juró a los argentinos que no se había drogado.
“Juro que no me drogué”
Maradona volvería a la Argentina y, levantado la suspensión en el año ’95, volvería a vestir la camiseta de Boca. Con un poco más de peso, Diego siguió jugando pero los escándalos a su alrededor persistían.
Justamente, su amigo y representante Guillermo Coppola, fue quien protagonizó uno de los escándalos mediáticos más grandes en los años noventa en Argentina. En octubre del ’96, la policía había allanado su departamento encontraron 40 gramos de cocaína adentro de un jarrón. El juez de la causa, Hernán Gustavo Bernasconi, había ordenado el allanamiento sospechando que Guillermo Coppola fuera el líder de una organización narco. En el expediente también figuraban otros nombres de peso como el conductor Marcelo Tinelli, Luis Miguel y el propio Diego Maradona. Algo que Coppola decía que era un delirio.
La causa terminó con todos los implicados sobreseídos. Cuatro años más tarde el juez de la causa, Bernasconi, terminaría preso en Brasil y extraditado en la argentina acusado de inventar causas, la de Coppola entre ellos.
El 24 de agosto de 1997, Boca jrs, se enfrenta a Argentinos Jrs, justamente contra el club que lo vio nacer a Maradona. Días más tarde presidente de la comisión antidoping de la AFA, Albino Bemposta anunciaba que a Maradona le habían encontrado restos de cocaína, su tercer doping positivo en seis años.
Entre especulaciones sobre una suspesión de entre 4 y 5 años como así también un juicio por haberle disparado a periodistas tiempo atrás, Maradona jugó su último partido oficial el 25 de octubre de ese año contra River Plate en el estadio Monumental. Maradona fue reemplazado en el segundo tiempo por Juan Román Riquelme, lo que es considerado como el pase de mando de la 10 de Boca.
A partir de allí se empezó a ver a Maradona con un comportamiento visiblemente diferente en sus apariciones públicas, más efusivo que de costumbre.
https://www.youtube.com/watch?v=he2cY2nrHhg
En una entrevista en una radio argentina, el Zorrito Von Quinteiro, músico argentino, (Soda Stereo, Charly García, Los Ratones paranoicos), cuenta una anécdota “Con Charly y Juanse festejábamos muchos cumpleaños de Diego. Medio boliche para Diego, había una valla y no podía pasar nadie. Se empezó a armar una reunión ahí al lado del escenario cerca del baño…linda (risas), estaba Guillermo, Charly y Juanse. Empezó linda, tomando un champagncito, y todavía Diego estaba con Claudia, (Villafañe). Estábamos charlando y viene Claudia y le dice ‘Diego, ¿vamos? Dale’. ‘¿Eh? Pará, bruja, pará, ¿no ves que estoy con los muchachos’“.
Von Quinteiro continúa la anécdota contando como Claudia volvía cada tanto a pedirle que se fueran ante las risas de Charly García. La última vez que vuelve le dice “Dale, Diego. No te quiero dejar acá solo“.
Maradona no es la única leyenda que coqueteó con la muerte y el abuso de los estupefacientes. Mick Jagger, Spinetta, Bowie. La diferencia es que ellos supieron cuando parar, o al menos eso pareciera.
A los 20 años uno puede darse varias licencias con su cuerpo pero entrando a los treinta esto cambia. Mick Jagger fue muy inteligente al momento de decidir entre la muerte y la vida. Uno de sus tantos secretos que le ha permitido seguir cantando, componiendo, y saliendo de gira con los Stones brindando conciertos donde no para de moverse a pesar de su edad.
Maradona no supo cuando parar o no lo hizo hasta quizás muy tarde. El paro cardiovascular del 2000 a los 39 años tendría que haber sido el punto de inflexión, la wake up call como dicen en inglés. Pero no lo fue, recién cuatro años más tarde cuando él reconoce en una entrevista que fue la última vez que consumió cocaína.
Maradona reconoció que hacía de todo mal afuera de las canchas, “la vida mía no fue normal, eso hay que decirlo”. Aun así, fue algo irrepetible. A pesar de toda la ventaja que dio, consumo de cocaína, 30 meses de suspensión, fiestas y más, fue el máximo jugador de fútbol de todos los tiempos, Ya lo dijo él en una entrevista “¿Sabés qué jugador hubiera sido yo de no haber tomado drogas?”.