El libro coordinado por Eduardo Guillot, “Un lugar en el mundo. El cine latinoamericano del siglo XXI en 50 películas” Editorial UOC, conduce a la reflexión ineludible que coloca al cine latinoamericano, aun teniendo la certeza de su valor, en un lugar no merecido dentro de listados y selecciones que elaboran los críticos del cine mundial, ello me temo, debido a no prestarle el suficiente tiempo necesario para ver dichas producciones.
Las producciones latinoamericanas tienen vida propia, inteligencia y subjetividad que va mucho más allá de “Roma” dirigida por Alfonso Cuarón 2018. Este libro es un referente importante que recalca y revisa el buen momento por el que pasan una gran parte de las cinematografías referidas, a su vez es portador de un discurso que pretende acabar con la supremacía que unas cinematografías ejercen sobre otras.
No podemos dejar de obviar que el cine centro y sudamericano se encuentra en un momento álgido donde se producen gran número de películas de una excelente calidad. Un libro como “Un lugar en el mundo. El cine latinoamericano del siglo XXI en 50 películas”, refiere multiplicidad de realidades a plasmar que tengan garantizado un rigor por parte de las personas que realizan el esfuerzo, nada fácil, de seleccionar las películas, esto se cuidó de manera preferencial por ser gente trabajadora del sector periodístico y cinematográfico quienes lo hicieron. La diversidad en la elección viene garantizada por algunas películas que se han rodado en lengua guaraní, quechua o aymara, representando a las minorías étnicas que las hablan.
La prueba más plausible de la disparidad se ubica de manera contundente en los temas tan diferentes acometidos por los directores de cada país reflejado. Ocupan un lugar importante la política, la guerra y la esclavitud de los seres humanos. Patricio Guzmán en “Nostalgia de la luz” 2010 aborda las consecuencias de la dictadura militar de Pinochet para que no se creen vacíos históricos, estableciendo una correspondencia entre la búsqueda de los huesos de los desaparecidos en el desierto de Atacama y los descubrimientos de los cielos llenos de estrellas. Por su parte Andrés Wood y su película “Machuca” 2004, con referencias ineludibles el cine neorrealista italiano, vuelve a cuestionar la violación de los derechos humanos a través de los ojos de tres niños que conviven con la violencia de los adultos.
En “Los puños de una nación” 2006, la directora Pituka Ortega panameña de nacionalidad se centra en la biografía de Roberto Durán, “Mano de piedra”, un joven que ansía salir de la pobreza, con sus combates de boxeo logra que aflore el patriotismo suavizando la imagen del general Torrijos a quien apoya con fuerza para intentar liberar el canal de Panamá de los EEUU. Dichas actitudes guardan ciertas similitudes en el film de Julio Hernández Cordón “Hasta el sol tiene manchas” 2012, el director guatemalteco refleja la historia del coronel Jacobo Árbenz, un militar con ideas izquierdistas que gano las elecciones en 1950 y al promulgar la reforma agraria fue depuesto por un golpe de estado dado por los militares de su país con el apoyo de EEUU.
“La hamaca paraguaya” 2006 dirigida por Paz Enzinas, centra su atención en dos ancianos que esperan el regreso de su único hijo de la guerra del Chaco, narrada por una voz en off que da cuerpo a las imágenes, es una apuesta firme en favor de las nuevas formas de expresión que el cine adopta. Cesar Augusto Acevedo con “La tierra y la sombra” 2015, denuncia la esclavitud del agrarismo colombiano, las carencias, el abandono del Estado sin leyes que protejan la explotación de los trabajadores indefensos ante los empresarios, junto a ello, el arraigo a la tierra que no les permite separarse de la misma y los mantiene en la pobreza. “El estudiante” 2011, película de Santiago Mitre, tiene un planteamiento que cuestiona los límites morales de los entornos políticos, la película te mantiene absorto y además es inevitable no referenciar a determinados personajes que se nos han cruzado en nuestras vidas en más de una ocasión. Y para seguir en el tono de la corrupción política Kleber Mendoza Filho en su película “Aquarius, Doña Clara” 2016. nos embarca en una aventura inmobiliaria al norte de Brasil pretendiendo desalojar a los inquilinos de un antiguo edificio para lucrarse con una nueva construcción de pisos de lujo. Con Sonia Braga de protagonista maravillosa y perspicaz en su interpretación.
El acoso sexual a mujeres y niñas queda patente en “Agua fría de mar” 2010, Paz Fábrega directora costarricense que crea una atmosfera que propicia la sospecha de abusos deshonestos de un padre a su hija de 9 años, silencio y contemplación de planos, nos mantienen en derivas nada gratas como espectadores, serán las serpientes de la playa las que metaforicen la amenaza y el peligro. La película “Medea” 2017, de Alexandra Latishev directora también costarricense, nos descubre no sin dolor y rabia, la prohibición que existe en el país de abortar, asistiremos al aborto de la protagonista en soledad de manera cruel, la ignorancia de la sociedad ante esto le sirve de denuncia a la directora. “La Sirga” William Vega 2012, nos enseña a través de parajes llenos de agua y selva un lugar escondido, donde el asesinato y la tensión sexual contra una adolescente es continuo, unos fantásticos travelling horizontales del director nos indican, como el transcurrir del tiempo y los hechos, no hacen sino empeorar las situaciones. Lucrecia Martel, directora argentina, una de las voces más potentes de Iberoamérica en lo que a cine se refiere, con su película “La Ciénaga” 2001, crea una sensación atmosférica donde puede parecer que no pasa nada y están pasando muchas cosas, la tensión sexual dentro de la familia en particularmente violenta y asfixiante.
Con la película “La Yuma” 2010, Florence Jaugey junto a la actriz nicaragüense Alma Blanco, pasamos a contemplar una Nicaragua donde una joven quiere ser boxeadora y lucha por liberar a sus hermanos y a sí misma, de los peligros acechantes del barrio marginal donde vive. Con la ayuda de su mejor amigo, un transexual logra por lo menos huir en busca de un destino mejor. Será una vez más el circo quien le ofrezca la partida tal como hemos visto en muchas otras películas. Continuando la línea de la transexualidad nos encontramos una película documental cubana “Suite Habana” 2003, dirigida por Fernando Pérez donde los personajes nos muestran con orgullo el malecón de la Habana y la dignidad de ser cubanos. Las metas de estos casi siempre están al alcance de sus posibilidades por ello se sienten felices en cierta medida., siendo marcados por la situación histórica y personal que cada uno vive. “Carmín Tropical” 2014, el mexicano Rigoberto Perezcano y en tono de suspense, vamos a asistir a la investigación que lleva a cabo un transexual, a quien han matado a una amiga así mismo transexual y la policía no da con el asesino. Película de honda sensibilidad con un calado triste que implica un compromiso con las causas por defender.
Siguiendo la estela de desgracias hay un apartado también frecuentado por las películas que es la corrupción policial y asesinatos en sus diferentes variantes. Hay dos películas que me gustaría reseñar. La primera una producción argentina “El bonaerense” 2002, dirigida por Pablo Trapero donde corrupción, exención y doble moral ocupan las vidas de la policía de Buenos Aires. Una Argentina en crisis sirve para abrumarnos por la falta del ejercicio de la ley, la falsedad impera y los derechos sociales son olvidados. La segunda película, peruana de procedencia, “Rosa Chumbe” 2015, dirigida por Jonatan Relayce Chiang es una producción independiente por donde se mueve la pena y las procesiones religiosas, con la protagonista que da papel a una policía ludópata y alcoholizada que nos muestra a través de su mirada, asaltos, abortos clandestinos y hasta un infanticidio. Los asesinatos se nos aparecen a través de personajes tóxicos con los que el espectador llega a empatizar sin perder el norte de sus maldades. “Un oso rojo” 2002, de Israel Adrián Caetano a vuelta con la marginalidad porteña y poniendo por escenario bares, que son refugio de trafico de dogas y una gran violencia existencial. Su protagonista sale de cumplir condena y quiere retomar la relación con su hija. Por su parte “Parque vía” 2008, Enrique Rivero decide contar una historia nada al uso donde la soledad y el crimen vienen del lado de un “hombre bueno” que pierde su empleo y determina acabar sus días en la cárcel. Un drástico final como refugio ante la realidad inminente. “Cocote” 2017, dirigida por Nelson Carlos de los Santos Arias, producción de la República Dominica, es una pieza sensitiva y sensorial sobre una historia de venganza y luto en una comunidad rural afrocaribeña. Con un tono religioso intercultural podremos disfrutar de varias ceremonias de diversos tipos cristianismo y ritos de santería.
La directora chilena Maite Alberdi con su película “La once” 2014, logra captar las emociones entrañables dramáticas y risueñas de un grupo de amigas que llevan reuniéndose en torno a pasteles y bebidas a lo largo de 60 años. Un docudrama de gran valor que aporta el sentir del paso del tiempo que nos desgasta y la urgencia de vivir a tope el último tramo.
Podremos ver el sentimiento de soledad y la necesidad de romper con ella en varios de los títulos que selecciona el equipo de críticos en ocasiones. “La vida útil” 2010, dirigida por Federico Veiroj, es un buen ejemplo del cine que se ha proyectado durante décadas en las filmotecas mundiales, con aires del viejo blanco y negro, sabor a cigarrillo y a chocolate, técnicamente impecable, forma parte del grupo de películas en torno a las cuales se han pasado horas y horas hablando del buen cine y las influencias de los grandes directores de la historia del cine mundial. “Alba” 2016, dirigida por la ecuatoriana Ana Cristina Barragán, quien, desde los silencios de una adolescente, nos muestra la necesidad de sentir la protección para no caer en el error de la mentira, la vergüenza, el rechazo de los iguales y tantas situaciones. Con un poderoso punto de vista que se asienta sobre la subjetividad obtenemos imágenes de alta sensibilidad de los perdedores sociales. “Gloria” 2013, cine del chileno Sebastián Lelio, en ella Paulina García, su protagonista logra con su salida de la introspección y la vida monótona que lleva, ahondar en los sentimientos de las mujeres que se acercan a los 60 años, con hijos y nietos que no les dedican tiempo y grupos sociales que la acaban aburriendo. Una salida para desarbolar los prejuicios. Las “Historias extraordinarias” 2008, de Mariano Llinás y su productora El Pampero cine, merecen un reconocimiento del cine hecho con inteligencia, ritmo y notoriedad, sobre todo si nos paramos a pensar que se trata de tres historias narradas a las que se les pone voz en off. Un trabajo exquisito por lo que tiene de trabajo inusual y de ingeniería audiovisual.
Un apartado especial y con connotaciones llenas de interés, lo forman las películas en lenguas indígenas como son “Wiñaypacha” 2017, del realizador peruano Óscar Catacora, donde los Andes estarán reflejados en toda su grandeza como paisaje natural y además los protagonistas hablarán en lengua aymara. Lo poco que se necesita para sobrevivir en los entornos naturales nos queda reflejado por la belleza que muestra la fotografía de la película. Con “La teta asustada” 2009, de la realizadora peruana Claudia Llosa, los cantos en quechua nos sitúan en los últimos momentos de una madre violada durante las confrontaciones entre los militares peruanos y Sendero luminoso. Ambos grupos tenían como práctica habitual vejar a las mujeres indígenas. Las niñas nacidas de aquellas agresiones múltiples dicen la leyenda que nacían con el “síndrome de la teta asustada”. Este miedo era contagiado de manera involuntaria por las madres en la infancia a sus hijas. “El abrazo de la serpiente” 2015 del realizador colombiano Ciro Guerra, ejemplo de hibridación de los géneros cinematográficos, es una muestra descomunal del cine de aventuras por la amazonia colombiana y el drama que supuso la intervención de la iglesia para los indígenas, la falta de respeto por la diversidad de los cultos sagrados y formas de vivir. Narra la sobrevivencia de un Chamán durante la guerra del caucho y la búsqueda de la planta sagrada con poderes curativos, el yakruna. Su peculiaridad más intrínseca es la utilización de varias lenguas latín, cubeo, huitoto, ticuna
“Luz silenciosa” 2007, de Carlos Reygadas, la historia de la película muestra a los intérpretes de la comunidad menonita en México hablando en Plautdietsch o bajo alemán. Provistos de códigos morales estrictos y negándose hasta hace poco tiempo a ver la televisión o utilizar la maquinaria agrícola. Con imágenes de alto impacto visual nos lleva al recuerdo de la película de Dreyer “Ordet”. Pecado y arrepentimiento conviven como forma de vida adecuada.
Muchas son las películas referenciadas, algunas quedaron sin mencionar, por no emitir impresiones falsas, dadas las dificultades de localización de estas. Es imposible, cuando se habla de un cine de calidad excelente, no aludir a Lucrecia Martel, Patricio Guzmán, Claudia Llosa, Carlos Reygadas, Paz Fábrega, Andrés Wood, Mariano Llinás, Mariana Rondón, Oscar Catacora, Ana Cristina Barragán, Ciro Guerra entre otros.
El cine iberoamericano, es un cine de causas y efectos como ningún otro, siendo las causas de índole similar, las visiones son muy diferentes dependiendo de los países donde se desarrollen. La cuarta pared capta impresiones de todo tipo, las emociones son abrasivas la mayoría de las veces y a su vez inolvidables. Estos cineastas, nos suelen devolver con sus trabajos mucho más de lo que se quedan para sí mismos buscando empatía y otredad en la mayoría de sus realizaciones. Más que ningún otro cine el espectador percibirá la tristeza de los personajes. La gente corriente y los “nadie” de Eduardo Galeano son siempre los protagonistas y si tienen que dejar protagonismo se lo cederán al espacio natural o a las ciudades.
Agradecer a Eduardo Guillot (España) la coordinación de este libro y al equipo de profesionales que participaron con sus críticas y elecciones de películas, Mónica Delgado (Perú), Karly Gaitán Morales (Nicaragua), Marta García (España), Diego Lerer (Argentina), Sergio Raúl López (México), Marcelo Morales (Chile), Yoshua Oviedo Ugalde (Costa Rica), Karina Paz Ernand (Cuba), Mariangel Solomita Chiarelli (Uruguay). Sin ellos nada hubiera sido posible.
Charo García Diego
(Salamanca 1961) es Pedagoga, Socióloga y Psicóloga Social. Organizadora, coordinadora y difusora en los medios de comunicación de actividades culturales desde 1990 en España. Desde sus inicios universitarios, estudia, investiga y escribe crítica de cine. En su currículo consta la organización de diversos festivales de cortometrajes y la semana de cine independiente español. Promueve encuentros entre narradores, poetas y músicos. Sus intereses giran en torno a la difusión de culturas transversales, multipluridisciplinares y versátiles que aporten enriquecimiento formativo a las nuevas generaciones.