Josefina Molina, flamante ganadora del Premio Nacional de Cinematografía de 2019, es además de directora de cine, directora de teatro y televisión y novelista. La artista reconoce la importancia que tuvo su madre al apoyar que recibiera una buena formación cultural en su Córdoba natal. Deslumbrada en su adolescencia por la película “El Rio” de Jean Renoir, siente el empuje y la fuerza para decidirse por el cine como profesión. Será en Sevilla donde se vincule a los cine-clubs de estudiantes.
En 1962 fundó, junto con Joaquín Martínez Bjorkman, el Teatro de Ensayo Medea en el Círculo Juan XXII, destacando su montaje de “Casa de Muñecas” de Ibsen, el mismo año estudio Ciencias Políticas en La Universidad Complutense de Madrid que abandonará para matricularse en la Escuela Oficial de Cinematografía (E.O.C.), en 1969 se tituló siendo la primera mujer en lograrlo.
Con la incorporación de una segunda cadena de televisión, los jóvenes titulados tanto del mundo del cine como de la televisión llegan con las nuevas ideas y renovadas ganas. Apuntaban nueva libertad para la cultura.
La transición democrática en España hizo que sus películas y trabajos fueran cobrando su merecido reconocimiento. El productor más representativo de su obra fue José Sámano. En 2006 fundo CIMA – Asociación de mujeres cineastas y medios audiovisuales junto a otras cineastas como Inés Paris, Chus Gutiérrez, Iciar Bollain o Isabel Coixet.
En el año 2011, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España le concedió el Premio Goya de Honor. En este 2019 le ha sido concedido el Premio Nacional de Cinematografía.
Usted ha sido pionera, en este país, en cambiar situaciones culturales que era muy necesario transformar. Una de ellas, la igualdad entre hombres y mujeres, su película “Función de noche” 1981, se encargó de denunciar a través de Lola Herrera la situación de toda una generación; la otra la obligación de mutar en un proceso dignificador el género de cine histórico, que hasta la transición democrática adolecía de rigor en sus formas y contenidos, su película “Esquilache” 1989 a nivel nacional y “La lola se va a los puertos” 1983, con un tono regional andalucista, son buen ejemplo. ¿Qué piensa si mira hacia atrás de sus tres películas? ¿A nivel personal, cómo se siente? Y ¿Profesionalmente?
– Si miro hacia atrás, cosa que no me gusta demasiado, siempre pienso que podría haber hecho mejor mi trabajo. Soy perfeccionista. Pero puede estar segura que en su momento lo hice lo mejor que sabía y podía transitando por caminos distintos. Son tres películas de muy distinto género. La primera es un experimento, la segunda cine histórico bajo el lema tan conocido de “los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”. La tercera es un melodrama.
Personalmente estoy muy contenta de haber podido dedicarme al trabajo que me gustaba y haber llegado hasta aquí.
Profesionalmente como sabe es ya para mí una etapa superada.
Su “Teresa de Jesús” 1984 es una creación cuidada y muy emblemática de la Santa. Concha Velasco esta inconmensurable. La fortaleza de Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, representa la energía de las mujeres. ¿Qué fue lo más difícil del rodaje en una serie tan extensa y con un personaje que ocupaba gran parte de su metraje? ¿Qué le llevo a no dedicarle más tiempo a Juan de la Cruz?
Creo que a Juan de la Cruz se le da la importancia y el lugar que ocupó en la biografia de Teresa de Ahumada. No estábamos rodando la biografía de Juan de la Cruz, sino la de una mujer de nuestro siglo XVI con talento suficiente para escapar del triste destino que su época le deparaba. Tenía un gran talento para desarrollar su mente y su proyecto vital.
Revisando sus trabajos me doy cuenta de la importancia que para usted tiene dirigir cuidadosamente a los actores. ¿Dónde reside la habilidad para obtener interpretaciones de la envergadura de Concha Velasco en “Teresa de Jesús” 1984, Amparo Rivelles interpretando a Isabel de Farnesio en “Esquilache”1989, ¿Nina Agustí como Leonora en la serie “Entre naranjos” 1988 o Amparo Baró en “El Camino” 1978?
En lo buenísimas actrices que son Concha y Nina y fueron las dos Amparo, pues ya nos han dejado, y explicándoles muy bien el objetivo del trabajo. Y, por supuesto ayudándolas siempre con las armas que tiene una directora, los ensayos, los encuadres de los planos, el montaje de la escena, el estudio de cada palabra y cada gesto encaminados a conseguir las metas propuestas. Fueron para mis trabajos apasionantes con artistas de nivel superior.
La presencia femenina en sus películas es una constante, una aproximación al terreno de los sentimientos donde se reflexiona sobre el amor, la ternura y el desamor. En “Esquilache” 1989, la reina madre, Isabel de Farnesio tiene contenido político, en contraposición, Dña. Pastora, la mujer de Esquilache, representa el desamor, como contrapunto esta Fernanda con su amor sosegado y su tranquilidad. Irene en “El Camino” 1978 sometida a la rigidez social, “Teresa de Jesús” 1984, fuerte y emprendedora, Lola y Leonora en “La lola se va a los puertos” 1983 y “Entre naranjos” 1998, en el límite de la aceptación social. ¿Piensa que se ha producido una evolución positiva en la presencia de la mujer en el cine después de todos estos años transcurridos? ¿Si hoy le dijeran lleve al cine un personaje femenino por quién optaría?
Desde luego hoy no produce ninguna extrañeza ver dirigir a una mujer tanto en teatro como en cine. Creo que tenemos el derecho de opinar sobre todo lo divino y lo humano. Vamos en el mismo barco y tenemos el derecho de mostrar nuestro parecer sobre el rumbo. Pero ni ha sido fácil, ni lo es ahora. Hay que defender la igualdad de oportunidades en el acceso a los puestos de dirección y decisión de los medios incrementando en ellos el protagonismo y la influencia de las mujeres. Promover una imagen no sesgada y más real de la mujer en los medios audiovisuales, que ayude a dignificar su imagen pública y ayude a crear imágenes de referencia a las nuevas generaciones de mujeres. Promover la creación de una Fundación que mediante donaciones, sponsors y subvenciones facilite becas y ayudas económicas para programas de formación, becas de estudios en el extranjero, ayudas al desarrollo de proyectos de creación y ayudas a la promoción de obras escritas, realizadas o producidas por mujeres; salvaguardar los intereses de la mujer trabajadora en los medios audiovisuales y promover la compatibilidad de la vida familiar con la profesional. Bajo la presidencia de Cristina Andreu, la junta directiva de “CIMA, Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales”, trabaja para conseguir estas metas y no es nada fácil.
Personalmente considero “Función de noche” 1981 junto a su adaptación teatral de “Cinco horas con Mario” de Miguel Delibes sus trabajos más personales en defensa de la mujer, y que además contribuyeron en gran medida a ser terapia para muchas mujeres, siendo reflejo denunciante de las vivencias de toda una generación que mantenía la convivencia desde la incomunicación. ¿Cree que el cine es un medio de comunicación que debería estar más al servicio de las grandes causas?
El cine, la televisión, internet, los móviles… y cualquier otro camino para distribuir imágenes que cuenten historias deben estar al servicio del ser humano, de sus derechos, de su libertad, de su igualdad, del cuidado del Planeta… Usted sabe muy bien que hoy todos estos medios se utilizan más para fomentar la violencia física y verbal que para fomentar el diálogo y lo positivo que hay en el ser humano.
“El Camino” 1978 es una producción donde el adiós a la infancia, a través de la perdida de la inocencia y el paso de la adolescencia marcado por la partida de Daniel, “El mochuelo”, a estudiar a la ciudad por orden de su padre denuncian la retirada de los niños del entorno rural. ¿Qué piensa sobre la evolución de la educación en España? ¿Qué rescataría del pasado de los niños de la serie “El camino” y que retiraría de la educación actual en España?
Empezando por el final, no estoy al tanto de todo el desarrollo educativo en la actualidad. Pero es evidente que su evolución ha sido importante y positiva en muchos aspectos, especialmente en el tecnológico. Todo lo que suponga riqueza de recursos para ampliar y facilitar el aprendizaje adaptándolo a las necesidades del momento y favoreciendo la creatividad y la investigación, será siempre bienvenido.
A largo de su carrera llama la atención cómo el perfil de los personajes femeninos se desarrolla con personalidad propia, mientras los hombres son más parecidos. En “El Camino” 1978, “Entre naranjos” 1998 y “Teresa de Jesús” 1984, se ve con absoluta claridad la diferencia de personalidades femeninas. ¿A qué piensa que es debido ello? ¿Piensa que ha podido influenciar en las cineastas españolas de generaciones posteriores a la suyas?
Creo que ya lo he dicho antes en alguna ocasión: que fui una mujer andaluza nacida en la Guerra Civil, que contra viento y marea luchó por romper la inercia de su tiempo y dedicarse libremente a lo que de verdad quería. No es poca cosa esto, se lo aseguro, me ha costado la mayor parte de mi energía. Por lo tanto conozco nuestras necesidades de primera mano.
A su segunda pregunta solo puedo responder que no sé si he podido influir en las nuevas generaciones de cineastas. Por el contrario creo que ellas sí han influido en mí con su talento, su claridad mental para diagnosticar la situación de la mujer en el medio audiovisual y su capacidad para apuntar sistemas de corrección de la desigualdad.
Charo García Diego
(Salamanca 1961) es Pedagoga, Socióloga y Psicóloga Social. Organizadora, coordinadora y difusora en los medios de comunicación de actividades culturales desde 1990 en España. Desde sus inicios universitarios, estudia, investiga y escribe crítica de cine. En su currículo consta la organización de diversos festivales de cortometrajes y la semana de cine independiente español. Promueve encuentros entre narradores, poetas y músicos. Sus intereses giran en torno a la difusión de culturas transversales, multipluridisciplinares y versátiles que aporten enriquecimiento formativo a las nuevas generaciones.